(Paiporta) El viernes por la mañana se desplegaron refuerzos militares en el sureste de España para hacer frente a la dramática situación y el caos total provocado por las mortíferas inundaciones de principios de semana.
Publicado a las 8:11 a.m.
Actualizado a las 9:56 a.m.
Rosa SULLEIRO, con Wafaa ESSALHI en Valencia
Agencia France-Presse
Tres días después de estas inundaciones, que dejaron al menos 205 muertos y decenas de desaparecidos, según un nuevo informe, en las radios y televisiones se multiplicaban las conmovedoras llamadas de ayuda de residentes desesperados de pequeñas aldeas abandonadas a su suerte.
“Seguimos pidiendo agua, pidiendo comida”, dijo Amparo Fort, alcaldesa de Chiva, un pueblo de 16.000 habitantes al oeste de Valencia.
“Hay que saber que hay niños, que tenemos gente mayor”, prosiguió, con voz sollozante, en una entrevista en la radio nacional RNE.
Al mismo tiempo, se produjeron escenas de saqueos: el gobierno anunció la detención de 39 personas y prometió que las fuerzas de seguridad mostrarían “absoluta firmeza”.
Para hacer frente a esta dramática situación humana, el viernes por la mañana se desplegaron 500 soldados adicionales en la región.
“Montañas de coches”
El envío de estos militares, anunciado el jueves por la tarde por el gobierno central, responde a una petición urgente del presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, cuyo gobierno está abrumado por esta crisis sin precedentes.
Estos refuerzos elevan a 1.700 el número de militares desplegados en la región de Valencia, con diferencia la más afectada por las inundaciones, con 202 de las 205 muertes registradas.
Estos militares pertenecen a la Unidad Militar de Emergencias (UME), unidad especial que interviene en catástrofes naturales, pero también al Ejército y a la Armada.
En señal de la preocupación de las autoridades, la ministra de Defensa, Margarita Robles, aseguró el viernes que el Gobierno enviará tantos refuerzos como sean necesarios y que permanecerán el tiempo que sea necesario.
“Enviaremos 120.000 militares si es necesario”, dijo en una entrevista en TVE.
La prioridad del ejército es reabrir las carreteras para permitir la entrega de ayuda, en particular alimentos, pero también para ayudar en la búsqueda de personas desaparecidas, cuyo número exacto se desconoce, pero es muy elevado.
Por primera vez, el gobierno central reconoció el jueves que había “docenas y docenas” de personas desaparecidas, lo que sugiere un costo humano mayor.
Un oficial de la unidad de buzos de la Guardia Civil (equivalente a Gendarmería), el comandante Pizarro, declaró en la radio pública que el hallazgo de cadáveres era “permanente”.
“Hay montañas de coches” amontonados en el barro, testificó Amparo Fort, alcaldesa de Chiva. “Muchos están vacíos, pero para otros está claro que tienen ocupantes”.
Alertados demasiado tarde de la gravedad de la situación, muchas personas fueron sorprendidas en sus coches.
En Valencia, se instaló un depósito de cadáveres en la “Ciudad de la Justicia” para permitir la identificación de los cadáveres, que son traídos periódicamente por ambulancias, de donde empleados vestidos con batas sacan camillas cubiertas con una sábana blanca.
Los supervivientes, que carecen de todo, también deben afrontar una inseguridad cada vez mayor, según múltiples testimonios.
“La gente entraba a buscar pantalones, estaban robando”, dijo el jueves a la AFP Fernando Lozano, un vecino de Aldaia, al oeste de Valencia, que había acudido al centro comercial de la ciudad.
Solidaridad
Los supervivientes, sin embargo, pudieron contar con manifestaciones espontáneas de solidaridad.
En este día festivo, cientos de personas, cargando escobas, palas, comida e incluso pañales, abandonaron a pie Valencia, ciudad que no se vio afectada por las inundaciones, para dirigirse a las localidades vecinas devastadas, constataron periodistas de la AFP.
Algunos dijeron que estaban respondiendo a una llamada de amigos, otros simplemente querían ayudar.
Aunque el sol brillaba el viernes en Valencia, en determinadas zonas del sur de España aún era necesario mantener la vigilancia.
La Agencia Nacional de Meteorología (AEMET) advirtió que aún se producirían fuertes lluvias este fin de semana y declaró “alerta roja” (nivel máximo de riesgo) en la provincia de Huelva, en Andalucía (suroeste del país, fronteriza con Portugal).
Por su parte, las provincias de Valencia y Castellón, en la Comunidad Valenciana, permanecen en alerta naranja.
El Papa Francisco también expresó el viernes “su solidaridad con el pueblo de Valencia”. “Que Dios sostenga a los que sufren y a los que los salvan”, declaró al final del rezo del Ángelus.
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