AA / París / Ümit Dönmez
Farah, ex empleada de Zara, finalmente recibió justicia después de varios años de lucha contra la discriminación religiosa. El tribunal laboral dictó sentencia a su favor, declarando improcedente su despido. Este 1 de noviembre de 2024, el Colectivo contra la Islamofobia en Europa (CCIE) se alegró de esta victoria, expresando en las redes sociales su satisfacción al ver “a Zara declarada culpable del despido injusto de Farah”.
En un comunicado de prensa, Farah describió las circunstancias de su despido. En 2019, volviendo del permiso parental, volvió a su trabajo en una boutique de la marca española de prêt-à-porter, luciendo turbante. Tan pronto como llegó le entregaron su uniforme. “A las 11 de la mañana, mi jefa me pidió que la siguiera hasta las escaleras, donde me mostró las reglas de la casa en su tableta y me pidió que me quitara la bufanda”, informó. Luego, Farah explicó que su tocado era un turbante, no un pañuelo en la cabeza, pero la dirección mantuvo su posición al prohibir cualquier “signo religioso”.
El caso, presentado ante el Tribunal Laboral con la ayuda de la CCIE, reveló tensiones crecientes en torno a la libertad de llevar símbolos religiosos en Francia. Después de una decisión favorable en 2021, confirmada por la apelación, Farah esperaba que su caso pudiera inspirar a otros que enfrentaban una discriminación similar. “Queremos rendirnos, pero luego nos decimos: ‘no, tenemos que irnos’”, declaró, visiblemente conmovida, tras recibir la llamada de su abogado anunciándole la decisión final.
Esta victoria se produce en un contexto de marcado aumento de los actos islamófobos en Francia, donde las denuncias de actos antimusulmanes aumentaron un 57% en 2023 según la CCIE. Los últimos informes de la Comisión Nacional Consultiva de Derechos Humanos (CNCDH) también indican un aumento de la violencia contra los musulmanes, el 75% de la cual se manifiesta mediante amenazas o insultos.
Este caso emblemático relanza el debate sobre el uso de símbolos religiosos en los espacios públicos y en el mundo del trabajo en Francia. Para Farah, esta lucha iba más allá de su propia situación: “Fue también por mi hija y por todos los demás”, confiesa. La CCIE espera que esta decisión siente un precedente contra la discriminación religiosa en los negocios, fomentando un clima de tolerancia reforzada.
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