El viernes por la mañana se desplegaron refuerzos militares en el sureste de España para hacer frente a la dramática situación y al caos total provocado por las mortíferas inundaciones de principios de semana.
Tres días después de estas inundaciones, que dejaron 205 muertos y decenas de desaparecidos, según el último informe de socorro publicado este viernes a primera hora de la tarde, en la radio y la televisión se multiplicaron las conmovedoras llamadas de auxilio de los desesperados habitantes de pequeños pueblos abandonados a su suerte. .
“Seguimos pidiendo agua, pidiendo comida”, afirmó Amparo Fort, alcaldesa de Chiva, un pueblo de 16.000 habitantes situado al oeste de Valencia. “Hay que saber que hay niños, que tenemos gente mayor”, prosiguió, con voz sollozante, en una entrevista con la radio nacional RNE.
Al mismo tiempo, se produjeron escenas de saqueos: el gobierno anunció la detención de 39 personas y prometió que las fuerzas de seguridad mostrarían “absoluta firmeza”.
Para hacer frente a esta dramática situación humana, 500 militares pertenecientes a la Unidad Militar de Emergencias (UME), unidad especial que interviene en catástrofes naturales, fueron desplegados el viernes por la mañana en la región.
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