Por qué Alemania endurece su política migratoria – Mi Blog
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Por qué Alemania endurece su política migratoria – Mi Blog

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El endurecimiento de la política migratoria alemana sacude a la Unión Europea. Berlín restablecerá los controles fronterizos con cinco países: Francia, Bélgica, Luxemburgo, Países Bajos y Dinamarca. Este mecanismo entrará en vigor a partir del 16 de septiembre y durará seis meses. Desde octubre ya se han restablecido controles similares con Suiza, Austria, Polonia y la República Checa. “Defendimos el principio de la doble frontera para controlar la inmigración ilegal. Nos dijeron, con cierta arrogancia, que era imposible. Hoy Alemania lo está introduciendo y está demostrando que con voluntad política y un poco de coraje es posible controlar nuestras fronteras”, se alegraba Marine Le Pen en la red social X.

Sin embargo, la medida no tiene nada que ver con el sistema de doble frontera, defendido por Agrupación Nacional durante la campaña europea. Se trata de un mecanismo previsto por el Código Schengen, que permite a un Estado restablecer unilateralmente controles en sus propias fronteras en un contexto determinado, sin consecuencias para las fronteras exteriores de la Unión. Sin embargo, su aplicación, sobre todo a largo plazo, representa un obstáculo al principio de libre circulación.

Qué dice el Código Schengen

“Este mecanismo de exención data de 2011 y fue creado a petición del presidente Nicolas Sarkozy. En el contexto de la Primavera Árabe, el gobierno temía una afluencia masiva de migrantes procedentes de Túnez”, explica Matthieu Tardis, codirector de Synergie Migration (centro de investigación sobre cuestiones de asilo, inmigración e inclusión).

La reforma del Código de Schengen, aprobada por la UE el pasado mes de mayo, también prevé la reintroducción y la ampliación de los controles en las fronteras interiores en caso de amenaza para la seguridad. Estos controles deben estar justificados y limitados en el tiempo. “Sin embargo, Francia ha restablecido controles desde 2015. Primero en el marco de la COP 21, luego con la ola de atentados. La Comisión Europea no dice nada, porque le daría mucha vergüenza tener que asumir las consecuencias de un nuevo atentado”, señala Matthieu Tardis.

Alemania, principal país anfitrión

En Alemania, el atentado del 23 de agosto en Solingen, cometido por un solicitante de asilo sirio que mató a tres personas con un cuchillo, justifica este nuevo endurecimiento de la frontera. Pero el contexto político tampoco es del todo ajeno a él, y el restablecimiento de estos controles confirma también el giro dado por Berlín con su política migratoria, tras haber sido durante años una voz aislada en Europa. Durante la crisis migratoria de 2015-2016, Alemania acogió a más de un millón de refugiados sirios. Recientemente, un millón de exiliados ucranianos encontraron refugio al otro lado del Rin. Alemania sigue siendo el país que acoge al mayor número de solicitantes de asilo en Europa, con casi 330.000 primeras solicitudes registradas en 2023, muy por delante de España (160.460) y Francia (145.095).

“En 2015, el entusiasmo alemán por acoger a los migrantes que huían de la guerra y del Estado Islámico se ha enfriado en los últimos años debido a la gran cantidad de noticias que involucran a personas que habían realizado el viaje migratorio”, observa Hélène Miard-Delacroix, profesora universitaria de la Sorbona y especialista en Alemania contemporánea. Ahora, la extrema derecha alemana, que ha hecho de la lucha contra la inmigración masiva uno de sus caballos de batalla, está dando un paso histórico. La AfD acaba de ganar las elecciones regionales en Turingia y quedó segunda en Sajonia. Las encuestas le prevén que será líder en Brandeburgo en las elecciones de finales de septiembre. Al mismo tiempo, el partido conservador CDU-CSU fue ampliamente aclamado en las elecciones europeas y podría ganar las elecciones federales en 2025.

Inflexión de la línea política

“Los resultados de las últimas elecciones ponen de relieve una forma de exasperación ante la ineficacia de los mecanismos de rechazo de las solicitudes de asilo. Pero, al centrarse en los controles fronterizos, el gobierno está desplazando la atención hacia los flujos migratorios. Está enviando un mensaje inmediato a los migrantes, a los países vecinos que permiten el paso de los solicitantes de asilo y a la población descontenta, sin resolver los problemas relacionados con las personas que ya están allí”, observa Hélène Miard-Delacroix.

“En este momento, la política del canciller Olaf Scholz se caracteriza principalmente por cambios de rumbo con respecto a lo anunciado en su acuerdo de coalición. Pienso, en particular, en el programa de acogida de refugiados afganos, que fue archivado”, señala Matthieu Tardis. Alemania también ha anunciado la expulsión de una veintena de ciudadanos afganos, una medida sin precedentes desde que los talibanes volvieron al poder. “Creo que es un error político. Hemos visto en Francia hasta qué punto la extrema derecha ha logrado imponer su agenda a la mayoría de los partidos políticos. Sus temas han sido retomados por LR y por el campo presidencial, en particular con motivo de la votación sobre la ley de inmigración en diciembre, y sin embargo, la Agrupación Nacional nunca ha estado tan arriba”.

La decisión de Alemania no ha dejado de provocar la reacción de sus vecinos, en particular de Polonia, Hungría y Austria, que no son muy favorables al pacto sobre migración y asilo adoptado la pasada primavera, que prevé la instauración de un sistema de reparto entre los Estados miembros, con el fin de aliviar a los países de llegada situados en las fronteras de Europa, como Italia o Grecia. “Recordemos que Alemania era muy partidaria del mecanismo de Dublín, que prevé que los migrantes presenten su solicitud de asilo en el país de llegada”, recuerda Hélène Miard-Delacroix.

El Pacto Europeo sobre Migración y Asilo

El ministro del Interior austríaco, Gerhard Karner, asegura que su país no aceptará a los migrantes devueltos a las fronteras alemanas. Para Donald Tusk, el primer ministro polaco, Berlín está suspendiendo “de facto” el espacio Schengen. “Hay una forma de hipocresía por parte de ciertos dirigentes al condenar la política alemana, cuando ellos mismos no respetan las reglas europeas y se han conformado durante años con ver a Alemania absorber flujos tan grandes de refugiados”, observa Matthieu Tardis.

Para Hélène Miard-Delacroix, este restablecimiento de los controles fronterizos es, en última instancia, menos un desafío al pacto sobre asilo e inmigración que una manera de que Alemania haga sonar la alarma sobre “la dimensión inequitativa” del problema.

Los Estados miembros deben presentar a Bruselas sus planes de acción para la aplicación del pacto antes del 12 de diciembre, pero en un contexto presupuestario ajustado, Matthieu Tardis “teme que las inversiones se concentren esencialmente en el aspecto de seguridad más que en la acogida y la integración”.

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