En su informe anual titulado “Situación y perspectivas de la economía mundial 2025”, publicado el jueves en Nueva York, la ONU prevé un crecimiento económico mundial del 2,8% en 2025. Este repunte esperado estaría impulsado por una menor inflación y una continua flexibilización monetaria, pero se mantendría por debajo el promedio prepandemia del 3,2%.
A pesar de cierta resiliencia frente a shocks sucesivos, el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU enfatiza que la economía global sigue enfrentando obstáculos estructurales. Entre ellos, inversiones débiles, desaceleración de la productividad y niveles de deuda preocupantes.
La incertidumbre persiste, alimentada por conflictos geopolíticos, crecientes tensiones comerciales y crecientes costos de endeudamiento en varias regiones. Estos desafíos son particularmente críticos para los países de bajos ingresos, donde el frágil crecimiento amenaza con socavar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
António Guterres llama a la movilización global
En el prólogo del informe, el Secretario General de la ONU, António Guterres, destacó la urgencia de una acción concertada: “Los países no pueden ignorar estos peligros. En nuestra economía interconectada, los shocks en un lado del mundo hacen subir los precios en el otro. Todos los países deben ser parte de las soluciones”.
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Guterres también destacó la necesidad de hacer de 2025 un año crucial: “Debemos poner al mundo en el camino hacia un futuro próspero y sostenible para todos”.
África enfrenta perspectivas contrastantes
El informe anticipa una ligera mejora del crecimiento en África, que pasaría del 3,4% en 2024 al 3,7% en 2025, impulsado por la recuperación de las principales economías del continente. Sin embargo, los desafíos siguen siendo numerosos: la carga del servicio de la deuda, la falta de oportunidades de empleo y los crecientes impactos del cambio climático están obstaculizando las perspectivas de desarrollo.
Un llamado a políticas audaces
Para enfrentar estos desafíos, la ONU pide una cooperación multilateral fortalecida e invita a los gobiernos a evitar políticas presupuestarias demasiado restrictivas. El informe enfatiza la necesidad de movilizar inversiones en sectores esenciales, incluida la energía limpia, la infraestructura y los servicios sociales como la salud y la educación.
Esta promoción es parte del deseo de fortalecer la resiliencia global frente a las crisis interconectadas de deuda, desigualdad y cambio climático, al tiempo que allana el camino para un crecimiento más inclusivo y sostenible.
