Justin Trudeau ha prometido dimitir cuando su partido elija un nuevo líder. ¡Excelente noticia! A lo largo de sus fracasos y escándalos, logró la hazaña magistral de transformar la adoración casi ciega de sus votantes en un profundo disgusto. El ídolo de ayer es el marginado de hoy.
Celebración
Pero mientras esperamos celebrar su partida, alegrémonos de la prórroga de la sesión parlamentaria, porque significa que todos los proyectos de ley actuales están “muertos en el papel”.
Este es particularmente el caso de los proyectos de ley C-63 y C-293.
Anteriormente escribí sobre cómo el proyecto de ley C-63 sobre “daños en línea” amenaza la libertad de expresión y la democracia. Con sus definiciones vagas y sanciones retroactivas, esta ley criminaliza la expresión y establece un clima de miedo y autocensura.
En cuanto al proyecto de ley C-293 sobre “prevención y preparación para una pandemia”, su redacción otorga al Estado un poder discrecional, incluso autoritario, para limitar las actividades comerciales y las libertades fundamentales en nombre de una hipotética amenaza sanitaria.
Bajo la apariencia de protección, estas dos leyes tienen un potencial extremadamente destructivo, tanto para los derechos individuales como para los fundamentos mismos de la democracia.
Con la prórroga, estos proyectos de ley dejan de existir. ¡Y eso es un alivio!
Amenaza
Sin embargo, pueden reintroducirse durante una nueva sesión o bajo los auspicios de un nuevo gobierno.
Es por eso que los canadienses deben garantizar que estas leyes nunca vuelvan a aparecer, ya sea en su forma actual o bajo otro barniz.
Por lo tanto, debemos exigir que los políticos, ya sea el nuevo líder del Partido Liberal o los candidatos en las próximas elecciones, expresen claramente sus intenciones con respecto a estas leyes.
Cuestiones económicas como la inflación o la crisis inmobiliaria son ciertamente cruciales, pero la preservación de nuestra democracia lo es aún más. Porque sin libertad, cualquier promesa económica es sólo una ilusión.