Y volvemos con un “nuevo” método de fraude bien conocido por los profesionales, pero aún nuevo para algunos novatos: el cardado. Desarticulada una organización por haber defraudado más de 90.000 euros mediante el “Carding” y envío de productos a Marruecos. Más de 100 tarjetas bancarias fueron utilizadas de manera fraudulenta para adquirir productos tecnológicos de todo tipo y luego revenderlos en el Reino.
La Guardia Civil y la Policía Municipal de Bilbao desmantelaron una organización criminal en el marco de la operación” dania “. Esta red participaba en la adquisición fraudulenta de productos tecnológicos de alta gama, enviados y revendidos en Marruecos, utilizando el “ Cardadura“. Cuatro personas han sido arrestadas y otras siete están bajo investigación. Los sospechosos están acusados de fraude, blanqueo de dinero y pertenencia a organización criminal.
El caso comenzó en noviembre de 2023, cuando un distribuidor de telefonía móvil con sede en Valencia presentó una denuncia. Este último había recibido por internet varios pedidos de teléfonos de alta gama, por importe de 9.490 euros, destinados a las regiones de Vizcaya y Barcelona.
Alertado por su servicio de pagos sobre transacciones sospechosas, el denunciante recibió también un correo electrónico de un ciudadano danés informándole de que su tarjeta bancaria había sido utilizada de manera fraudulenta para una compra en su sitio. Este último solicitó la cancelación inmediata de la transacción.
Los investigadores, analizando la documentación aportada, descubrieron que los productos se enviaban a cuatro direcciones situadas en Bilbao, Basauri y Leioa. Descubrieron que en 2023, la organización había realizado 31 pedidos utilizando 11 líneas telefónicas e identidades ficticias para hacer más compleja su trazabilidad.
Una investigación más exhaustiva identificó 41 envíos adicionales realizados con tarjetas bancarias pertenecientes a víctimas en Dinamarca, Alemania y Noruega. Estas compras se referían principalmente a teléfonos móviles de alto valor, que se revendían fácilmente en el mercado de segunda mano.
Los estafadores obtuvieron datos de tarjetas bancarias utilizando “Cardadura”. Esta información se utilizaba para realizar compras online de productos de alta tecnología, que luego se enviaban fuera de España, principalmente a Marruecos.
Se localizaron dos teléfonos obtenidos de forma fraudulenta y activados con líneas marroquíes. La mayoría de los productos sustraídos no habían sido activados en territorio español, confirmándose su exportación para uso ilícito o reventa.
Los agentes realizaron cuatro registros, uno de ellos en el domicilio del presunto líder de la organización en Zalla y tres en establecimientos de Bilbao. Se realizaron ocho inspecciones adicionales en Bilbao y Durango y se congelaron 17 cuentas bancarias.
Entre las incautaciones: 48 teléfonos móviles sin procedencia legal, 5.850 euros en efectivo, ordenadores, tablets, tarjetas SD, memorias USB y 31 tarjetas SIM, además de documentos de identidad de terceros, pasaportes marroquíes y documentos bancarios.
La red utilizó más de 100 tarjetas bancarias fraudulentas y 13 líneas telefónicas diferentes. La estimación total de las cantidades malversadas supera los 91.500 euros, aunque algunos pedidos fueron cancelados o devueltos.
Además, cuatro miembros de la organización recibieron la Renta Garantizada de Inserción (RGI) en España, acumulando más de 128.000 euros en ayudas sociales en cuatro años.
Tenga en cuenta que el “Cardadura” es una forma de ciberdelito que consiste en utilizar información de tarjetas bancarias robadas para realizar compras fraudulentas. Los estafadores comprueban la validez de los datos mediante pequeñas compras antes de realizar transacciones a gran escala.
Estos datos suelen obtenerse de la Dark Web, un área de Internet inaccesible para los navegadores tradicionales, donde se comercializan diversos bienes y servicios ilegales.
La operación “dania”, liderado por el juzgado de instrucción nº 8 de Bilbao, movilizó varias unidades especializadas y permitió desmantelar una red de fraude internacional. Este caso ilustra los crecientes peligros del cibercrimen y la necesidad de colaboración internacional para enfrentarlos.