Finance News Weekly: El tema del Foro MEDays de este año, “Soberanías y resiliencia: hacia un nuevo equilibrio global”, está en el centro de los debates. Cuando hablamos de soberanía, ¿qué es exactamente? ¿Es soberanía política, económica o una noción más global?
Mohamed H’midouche: La soberanía es un tema central hoy, especialmente desde la crisis del Covid-19. Esta pandemia ha puesto de relieve las dificultades de los países del Sur para acceder a las vacunas y proteger a sus poblaciones. Las Naciones Unidas habían puesto en marcha un mecanismo para garantizar una distribución equitativa de las dosis, pero en realidad, los países ricos monopolizaron las existencias. Mientras tanto, los países africanos quedaron atrás. El secretario general de la ONU, António Guterres, vaticinó una masacre en África y anunció millones de muertes por falta de acceso a las vacunas. Afortunadamente, la realidad fue otra, pero la crisis tuvo un impacto devastador en nuestras economías: aviones parados, confinamientos, cierres de hoteles y restaurantes y, sobre todo, millones de personas sin un sueño.desnudo. Esta experiencia fue un verdadero shock para nuestros líderes. Entendieron que era imperativo invertir en nuestra propia seguridad, ya sea alimentaria, sanitaria, energética o industrial. Por ejemplo, la guerra en Ucrania ha aumentado aún más esta conciencia. Dependíamos en gran medida de las importaciones de trigo de Ucrania y Rusia.
Cuando estos flujos se detuvieron, se creó una crisis adicional. Su Majestad el Rey Mohammed VI ha lanzado un claro llamamiento a fortalecer nuestra soberanía nacional en todos estos sectores estratégicos. Insistió en la necesidad de garantizar la continuidad en el acceso a productos agrícolas, sanitarios, industriales y energéticos. Esto marca una ruptura con el viejo modelo de globalización, donde los países del Sur exportaban materias primas, como café, cacao o minerales, y los países del Norte llevaron a cabo la transformación. Tomemos como ejemplo el cacao: se produce en Costa de Marfil y Ghana, pero lo procesan los suizos, belgas o franceses, no los propios marfileños. Hoy hemos iniciado un proceso de industrialización para transformar localmente nuestros recursos. Esto genera empleo, crea riqueza y aumenta significativamente el valor agregado de las exportaciones, ya sean petróleo, gas, algodón o arroz. Esta conciencia está creciendo en toda África, aunque no todos los países están al mismo nivel de movilización. Necesitamos hojas de ruta claras, estrategias bien definidas, planes de acción y, sobre todo, recursos humanos y financieros. Sigo siendo optimista. Cuando se identifica un problema, es posible implementar soluciones para remediarlo.
FNH: En su opinión, ¿qué avances ha realizado Marruecos en esta búsqueda de soberanía?
MH: Marruecos es un excelente ejemplo de progreso en materia de soberanía, gracias a la visión de Su Majestad el Rey Mohammed VI. La economía marroquí se ha transformado en los últimos 25 años. Tomemos como ejemplo la industria de la aviación: hace unas décadas, no existía. Hoy tenemos empresas marroquíes que fabrican piezas de aviones, con ingenieros locales. Yo mismo tomé el tren de alta velocidad (LGV) de Rabat a Tánger y este viaje sólo duró 1 hora y 20 minutos. Esto reduce los tiempos de viaje, mejora la competitividad y atrae inversión extranjera. Además, lanzamos dos importantes ecosistemas industriales bajo el liderazgo real: la automoción y la aeronáutica. Junto al aeropuerto Mohammed V, hay empresas que fabrican localmente componentes para aviones. Estos sectores, que son altamente tecnológicos y intensivos en capital, crean nuevos ecosistemas. Esto también demuestra que el entorno empresarial en Marruecos es atractivo. Iniciativas como Casablanca Finance City (CFC) alientan a las empresas a utilizar Marruecos como base para sus actividades en África. El país también cuenta con una fuerza laboral calificada, reconocida por sus habilidades, con salarios competitivos. Sin embargo, quisiera subrayar que no debemos confiar en la política de bajos salarios. Una economía fuerte requiere mejores condiciones de vida para los trabajadores. Tomemos el ejemplo de Alemania: Angela Merkel acogió a un millón de inmigrantes sirios y les ofreció no sólo formación, sino también empleos bien remunerados, en las mismas condiciones que los alemanes. Esto creó un impulso económico positivo ya que estos trabajadores consumieron localmente, compraron bienes y estimularon el crecimiento.
FNH: Las fintech a menudo se consideran una palanca importante para fortalecer la soberanía económica. ¿Cuál es la situación de Marruecos en este ámbito?
MH: Las fintech, que combinan finanzas y tecnología, ofrecen una gran oportunidad para las poblaciones excluidas del sistema bancario tradicional. En África, en las zonas rurales donde no hay bancos, las fintech brindan acceso a servicios financieros a través de plataformas digitales. Sin embargo, hay que matizar: en Marruecos, el tipo bancario ya supera el 70%, gracias a iniciativas como las del banco Attijariwafa, que ha desarrollado una densa red de agencias, incluso en zonas remotas. Esto limita la necesidad inmediata de soluciones fintech. Pero las fintech pueden desempeñar un papel crucial para otros objetivos: los jóvenes, las mujeres y el sector informal. Simplifica el acceso a servicios como pago de facturas, transferencias de dinero y pagos internacionales. Las remesas de la diáspora africana, por ejemplo, representan miles de millones de dólares, y las fintech pueden reducir los costos, a menudo exorbitantes, de estas transacciones. También es importante no olvidar las finanzas islámicas, que están en auge en regiones como el sudeste asiático, África oriental y Oriente Medio. Las finanzas islámicas a través de fintech representan una oportunidad que Marruecos podría explorar más a fondo.
FNH: Hoy estamos hablando del Zlecaf (la Zona Continental de Libre Comercio). Con las disparidades monetarias, regulatorias y de gobernanza que existen en los estados africanos, ¿cree que este mercado continental regional realmente puede afirmarse como una plataforma comercial viable y sostenible?
MH: Soy un eterno optimista. Estos problemas no son insuperables, mientras exista la voluntad. ¿No dicen que “querer es poder”? Cuando existe el compromiso de todos de trabajar juntos para avanzar en todos los niveles, en el marco de la cooperación Sur-Sur y la integración económica regional, podemos lograr mucho. Desgraciadamente, todavía hoy se producen conflictos entre vecinos. Lo cual es un obstáculo importante. Según las estadísticas oficiales, la participación de África en el comercio mundial no supera el 3% y el comercio intraafricano no supera el 16%. En comparación con Europa el 60% y Asia el 70%. Esto significa que tenemos un largo camino por recorrer. ¿Cómo quieres exportar de un país a otro cuando las fronteras están cerradas? Por ejemplo, fronteras como las de Benín y Níger o entre Marruecos y Argelia llevan años cerradas; la situación en la RDC con el M23, la falta de infraestructuras, etc., todos estos desafíos dificultan una cooperación fluida entre Estados. A pesar de estos obstáculos, estoy convencido de que podemos avanzar gracias a una fuerte voluntad política. Desafortunadamente, los medios occidentales a menudo proyectan una imagen negativa de África, enfatizando los conflictos y los problemas. Sin embargo, muchos países africanos son ejemplos de éxito. Por lo tanto, debemos mostrar esta otra imagen de África con potencial diverso, trabajar para eliminar las barreras comerciales, fortalecer la cooperación regional y atraer más inversión extranjera directa. África está llena de potencial, pero su desarrollo depende de su juventud. Es fundamental ofrecerles oportunidades para que no se pierdan en proyectos de emigración en los desiertos y en los mares, poniendo en riesgo sus vidas. África sólo se desarrollará con y por los africanos.
FNH: Al final de la COP29, sólo se prometieron 300 mil millones de dólares a los países del Sur para hacer frente al cambio climático. ¿Debería África, que forma parte de este bloque, seguir contando con la ayuda de los países del Norte para su transición?
MH: En primer lugar está el principio de “quien contamina paga”, que es el concepto utilizado en el marco de las negociaciones de la COP. Luego, compromisos de 100.000 millones de dólares al año que sólo recientemente se han cumplido. Cuando veo las cifras que vienen de Bakú, África pidió mil millones. Sólo obtuvo un compromiso vago por una suma mucho menor, anunciada en 300 mil millones de dólares hasta 2035. Además, no se dieron detalles sobre la distribución de estos fondos ni sobre su ejecución. Hoy en día, el debate es acalorado entre los países del Norte que exigen a los países del Sur que no utilicen combustibles fósiles. Pero para países como Nigeria o Argelia, donde el 95% de sus exportaciones provienen del petróleo, si dejan de exportar, ¿cómo se desarrollarán? Todo el problema está ahí. Es hora de que África se haga cargo de su destino. Y en respuesta, este año se adoptaron dos iniciativas alentadoras. En primer lugar, la de la creación de una asociación de países africanos productores de petróleo, cuya sede se encuentra en Nigeria. En segundo lugar, la creación del Banco Africano de Energía, cuyo objetivo será aunar los esfuerzos de los países africanos para seguir apoyando las inversiones en el sector de las energías fósiles. Pero deben ir acompañados de recursos adecuados específicos de África y de una gobernanza sólida. África tiene los medios y los talentos necesarios para desarrollarse. Lo que debemos hacer es aprovechar nuestra juventud, nuestros recursos y nuestra cooperación intraafricana para construir un futuro sostenible.