La oficina de mediación administrativa del cantón (BMA) se ve obligada a cesar sus actividades. El mandato del mediador cantonal, Edouard Sabot, elegido el 1 de noviembre de 2018, finaliza este viernes. Tras un proceso de selección, sólo su candidatura fue presentada al Gran Consejo. Sin embargo, la semana pasada, una mayoría de diputados optó por no conservarlo. Sin un sucesor designado, la BMA ya no puede funcionar.
Este organismo tiene como objetivo resolver extrajudicialmente los conflictos entre el pueblo de Ginebra y la administración. En 2022, algunos diputados cuestionaron la actividad de la BMA, considerándola más cercana al asesoramiento social que a la resolución de conflictos.
Luego, ante el expediente, el Tribunal de Cuentas constató en 2023 que la mayor parte del trabajo de la BMA consistía en ayudar a los ciudadanos a navegar por los vericuetos del Estado. La mediación en sí, que implica un encuentro entre las dos partes, representó sólo el 5% de su actividad. Según el Tribunal de Cuentas, el malentendido tiene su origen en la ley que impulsó la creación del organismo. Escrito sin una visión política, no permite una decisión entre los dos mandatos posibles: la facilitación por un lado, la resolución de conflictos por el otro.
Swiss