En un siglo, el desierto de Nazca, en el sur de Perú, ha revelado alrededor de 430 de sus famosos diseños o formas geométricas que sólo son visibles desde el aire. En seis meses, los arqueólogos, con la ayuda de drones e inteligencia artificial, identificaron 303 más.
Durante mucho tiempo sospechábamos que algunos de estos dibujos o “geoglifos” habían escapado a los observadores porque eran más pequeños, más difíciles de detectar desde un avión debido al relieve y, sobre todo, en parte borrados por el paso de los siglos. Fueron necesarios meses de drones que volaban a baja altura y la paciencia de la IA para distinguir las líneas artificiales de las naturales, en un área de más de 400 kilómetros cuadrados. Los arqueólogos tuvieron entonces que desplazarse a los lugares indicados para confirmar uno a uno la existencia de estos “nuevos” dibujos.
Los resultados, detallados en la revisión. Actas de la Academia Nacional de Cienciasno sólo amplían la lista de obras de arte dejadas por un pueblo que vivió hace 1500 a 2200 años, mucho antes que los incas. Investigadores de la Universidad de Yamagata en Japón, en colaboración con un equipo de IBM, también pudieron clasificar los dibujos en dos tipos: los que se basan más en el relieve y los que consisten en líneas de rocas. Los primeros, más pequeños, están más cerca de los caminos, lo que sugiere que estaban destinados a ser vistos por humanos que pasaban, tal vez en un contexto religioso; podrían haber sido, por ejemplo, escalones o indicadores en un camino de peregrinación.
Cualesquiera que sean las razones, el autor principal, el arqueólogo Masato Sakai, que ha estado estudiando las “Líneas de Nazca” durante 30 años, ahora tiene a su disposición una muestra casi dos veces más grande que cuando comenzó a estudiarlas.
Los nuevos diseños incluyen cabezas humanas, plantas, formas abstractas y animales, incluida una orca que empuña lo que parece un cuchillo y mide unos 20 metros de largo.
Nazca es una región desértica: allí prácticamente nunca llueve, lo que explica el excelente estado de conservación de estas representaciones, incluso después de tanto tiempo. Poco sabemos de la cultura a la que debemos estos dibujos, que no dejaron huellas escritas, sino como mucho un sistema de riego que también sobrevivió al paso de los siglos.