lDurante su consejo nacional celebrado en Casablanca, la dirección ejecutiva de la central sindical denunció lo que califica de “debilidades estructurales” exacerbado por la colusión entre el poder político y los intereses financieros, la falta de regulación y la persistencia de la corrupción y el autoritarismo.
El CDT cree que las disfunciones de la economía marroquí tienen su origen en un sistema en el que el matrimonio entre dinero y poder genera una concentración excesiva de la riqueza, alimentando las desigualdades sociales y territoriales. El ejecutivo también señaló la disminución de las libertades, particularmente las de expresión, manifestación y organización sindical, destacando que estos ataques socavan la capacidad de los ciudadanos de reclamar sus derechos.
La organización no dejó de recordar la urgencia de garantizar la seguridad fundamental –alimentos, agua y energía– que, según ella, están gravemente comprometidas. El CDT cita en particular el ejemplo de la refinería Samir, cuya paralización desde 2015 amenaza la soberanía energética del país. Esta cuestión, aunque la federación nacional de petróleo y gas señala periódicamente la atención del gobierno, sigue sin resolverse.
A nivel mundial, el CDT advierte contra los efectos amplificadores de las crisis internacionales, en particular el cambio climático, la inflación galopante y la inestabilidad de los tipos de interés, que podrían hundir aún más a los países vulnerables, como Marruecos, en una espiral de sobreendeudamiento y deterioro económico. precariedad.
En este contexto, la central sindical considera preocupante que determinadas categorías de la población, principalmente las élites económicas y políticas, parezcan ajenas a las dificultades que experimenta la mayoría de los marroquíes. “Quienes celebran una supuesta mejora de la situación económica sólo hablan de su propio enriquecimiento, desconectados de la realidad de los ciudadanos”critica el CDT, denunciando una ampliación de la brecha social y un clima de injusticia percibido como cada vez más insoportable.
Ante esta constatación, la CDT pide una revisión del sistema político, creyendo que sólo una auténtica democracia, basada en reformas profundas, podrá garantizar la estabilidad y la equidad social.
Para la oficina central, una de las prioridades sigue siendo reforzar el vínculo entre decisión política y voluntad popular, lo que implica, en particular, una separación efectiva de poderes y una mayor lucha contra la corrupción. La CDT afirma finalmente que la autoridad del Estado no reside sólo en su capacidad de mantener el orden público, sino sobre todo en su capacidad de garantizar un verdadero pacto social, garante de la seguridad colectiva.