Zdenka Pausova
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Los puntos blancos brillantes que se detectan en una resonancia magnética del cerebro son lesiones llamadas hiperintensidades de la materia blanca (WMH). Parecen indicar la presencia de un problema en la materia blanca del cerebro y la posibilidad de anomalías estructurales.
Estas lesiones son bastante frecuentes en personas mayores de 60 años y su frecuencia aumenta progresivamente con la edad. Alrededor del 20% de las personas mayores de 60 años y más del 90% de las personas mayores de 80 años se ven afectadas.
Los estudios han puesto de relieve que estas pequeñas lesiones de la sustancia blanca podrían estar relacionadas con el adelgazamiento de la corteza cerebral.
Hoy, un nuevo estudio publicado en la revista Comunicaciones de la naturaleza demuestra que este es el caso.
En colaboración con colegas de Estados Unidos y Europa del consorcio CHARGE (Cohorts of Heart and Aging Research in Genomic Epidemiology), investigadores de la Universidad de Montreal han identificado razones genéticas claras que explican por qué HSB aparece con tanta frecuencia en personas mayores.
“Nos propusimos estudiar el HSB y su posible relación con la atrofia cortical, una característica dominante de la demencia”, menciona Zdenka Pausova, profesora de pediatría de la UdeM e investigadora del CHU Sainte-Justine. Nos motivó una pregunta crucial: ¿podrían los factores genéticos ser la base de la asociación entre HSB y el adelgazamiento cortical y también podrían explicar parte del riesgo observado de demencia? Nuestros hallazgos confirmaron que es posible”.
Más de 50.000 participantes
Tomás Paus
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En su investigación a gran escala sobre la genética del adelgazamiento cortical asociado al HSB, Zdenka Pausova y sus colegas recopilaron y analizaron datos de 51.065 participantes en 10 cohortes. Todos eran de ascendencia europea, siendo el sujeto más joven 19 años y el mayor 100 años.
“Los resultados establecieron que, en todas las cohortes, un mayor volumen de HSB se asoció consistentemente con un espesor reducido de la corteza”, dijo el coautor principal del estudio Tomas Paus, profesor de psiquiatría y neurociencia en la UdeM e investigador en el CHU Sainte-Justine.
“Esto fue cierto incluso después de tener en cuenta los factores de riesgo vasculares típicos, como la hipertensión y la diabetes”, añadió Zdenka Pausova. La correlación más fuerte se observó en la ínsula, una región cerebral clave para la integración de funciones sensoriales, emocionales y cognitivas.
Se realizó un estudio de asociación de todo el genoma (meta-GWAS) para explorar los loci genéticos asociados con esta atrofia cortical relacionada con HSB. Los investigadores descubrieron 20 loci importantes, 15 de los cuales influyen en los genes de la corteza, en particular los activos en el transporte axonal y la organización del citoesqueleto, que son esenciales para mantener la salud neuronal.
Además, estas señales genéticas se enriquecieron en tipos de células vasculares y células que apoyan la salud neuronal, como los astrocitos y los oligodendrocitos. Según los científicos, este patrón refleja la hipótesis de que las alteraciones en los vasos sanguíneos pequeños y la salud axonal pueden contribuir al adelgazamiento cortical, vinculando así el riesgo vascular con la atrofia cortical.
“Un aspecto particularmente importante de nuestro estudio fue la construcción de una puntuación de riesgo poligénico basada en nuestro meta-GWAS”, dijo Zdenka Pausova. Cuando se aplicó a un conjunto de datos independiente de 500.000 personas en Finlandia, demostró que una mayor vulnerabilidad genética a la atrofia cortical relacionada con HSB se correlaciona con un mayor riesgo de demencia vascular y demencia, todas causas confusas”.
Los científicos que realizaron este estudio concluyen que este hallazgo resalta la necesidad de considerar la salud vascular y la susceptibilidad genética de ciertos individuos al comprender el riesgo de demencia.
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