Ucrania ahora puede atacar territorio ruso con misiles estadounidenses de largo alcance. Una victoria de Kiev, pero tardía, limitada a nivel táctico y provocada, en primer lugar, por cálculos políticos en Washington.
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El presidente demócrata Joe Biden ha accedido a una petición de larga data del presidente Volodymyr Zelensky. Pero lo hizo dos meses antes del regreso al poder del republicano Donald Trump, muy crítico con la ayuda a Ucrania.
Sin embargo, el ejército ruso continúa sin descanso su avance en el este de Ucrania, reivindicando el lunes la captura de una nueva aldea al sur de Pokrovsk, un nodo logístico clave para las fuerzas ucranianas.
Según un análisis de la AFP publicado el lunes basado en datos del Instituto Americano para el Estudio de la Guerra (ISW), las fuerzas rusas ocuparon 60 kilómetros cuadrados más este fin de semana, es decir, 458 kilómetros cuadrados desde principios de noviembre. Por lo tanto, es probable que se supere el récord de octubre (610 km2), y probablemente por un amplio margen, en consonancia con la aceleración de los avances rusos desde este verano.
“Putin aún no ha llegado a los límites del Donbass. Mientras no esté allí, seguirá presionando”, pronostica a la AFP un alto cargo militar francés. “Si miramos fríamente el equilibrio de poder, la ventaja es el lado ruso”.
Mick Ryan, ex general australiano, coincide en que “las noticias procedentes del este de Ucrania siguen siendo sombrías”. Para él, “aunque no se espera ningún gran avance, los rusos han podido mantener la presión sobre los ucranianos desde hace un año, lo cual es revelador”.
Los ataques profundos del lado ruso ciertamente, en teoría, obligarán a Moscú a dar marcha atrás. Pero “estos misiles ya se utilizan desde hace al menos un año y medio (en Crimea y Donbass, nota del editor). Nada cambiará”, minimiza Alexandre Khramtchikhine, analista militar ruso afincado en Moscú.
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¿Una buena idea?
“No se pueden utilizar directamente desde la primera línea, porque los lanzadores no durarían mucho”, añade, insistiendo en su “número muy limitado”. No se dispone de ninguna estimación fiable sobre este punto.
“Los rusos llevan mucho tiempo colocando sus recursos más críticos fuera del alcance del ATACMS (misil)”, añade a la AFPTV Stephen Biddle, profesor de asuntos internacionales en la Universidad Americana de Columbia. “No creo que esto sea decisivo en el curso de la guerra”.
Los ATACMS, con un alcance de 300 kilómetros, llevan una sola carga o bombas de racimo que dispersan múltiples pequeños explosivos sobre el territorio, explican a la AFP analistas de Janes, una empresa privada de inteligencia británica.
Ucrania debería usarlos contra “bases logísticas rusas para frenar los suministros o nodos de mando”, creen, al tiempo que enfatizan que las anticipaciones de Moscú podrían hacer que este beneficio sea “menos significativo de lo esperado inicialmente”.
Kiev, de hecho, lleva mucho tiempo pidiendo esta luz verde. Y, al igual que con los tanques pesados, aviones de combate u otros equipos importantes, sólo ganó su caso después de un lobby incesante.
Los ATACMS, como cada arma tomada por separado, no constituyen una panacea. Son rápidos y muy móviles, pero el sistema de defensa aérea ruso S-400 “permite contrarrestarlos”, aseguran los analistas de Janes.
Administración Trump
Varios expertos describen implícitamente una decisión estadounidense principalmente política, con vocación interna y externa, mientras que la situación militar y el agotamiento occidental podrían obligar a Kiev, a partir de 2025, a negociar en una posición desfavorable.
En el plano interno, Donald Trump obtendrá las llaves de la Casa Blanca en dos meses y puede dar marcha atrás. “Es cierto que antes del 20 de enero la administración quiere enviar a Ucrania toda la ayuda actualmente autorizada por el Congreso”, estima Stephen Biddle. Pero la decisión “de ninguna manera limita a la administración Trump”.
Y en el plano externo, estos misiles responden al envío de miles de soldados por parte de Corea del Norte al lado de Moscú. “No creo que la administración Biden quiera que crean que esto es gratis”, continúa el historiador militar.
“Me temo que (Washington) está poniendo más énfasis en enviar mensajes a China y Corea del Norte que en aumentar sustancialmente las capacidades de ataque de Ucrania”, señala Ivan Klyszcz, del Centro Internacional de Defensa y Seguridad (ICDS) en Estonia.
¿Permitirá Estados Unidos que Kiev ataque objetivos en Rusia no relacionados con Corea del Norte? (…) Esto me parece ambiguo”, señala.
“Algunos sostienen que esta autorización puede servir como moneda de cambio” cuando se discuta con Moscú, añade. Pero también en este caso el futuro es ilegible. “Trump sigue siendo tan impredecible como siempre”.