Techos altos, candelabros de cristal, tapices de seda importados de un palacio Venecianos y campos de golf. El local, de 6.000 metros cuadrados, refleja la imagen de su propietario: rico y excéntrico. 114 habitaciones componen la residencia. Mar-a-Lago se traduce del español como “del mar al lago”, pero en adelante se le conoce como “la Casa Blanca de Invierno”.
Seguridad de alto nivel
No se trata de acceder al dominio sin pasar una serie de controles de seguridad. El primer bloqueo lo organizan los equipos del sheriff, luego los invitados pasan por el Servicio Secreto encargado de la seguridad del presidente electo.
Los perros merodean por la residencia para vigilarla, acompañados de perros robot. Además de los animales, a bordo de los barcos hay guardias armados, informa mundo TV5.
Los nuevos inquilinos
Desde la elección de su gran amigo, Elon Musk ha pasado la mayor parte de su tiempo en Mar-a-Lago. Desde su nuevo cargo de ministro de “eficiencia gubernamental”, el jefe de Tesla tiene una influencia significativa en el proceso de transición presidencial.
Cuando Elon Musk recluta en X (Twitter) para su nuevo ministerio: “Necesitamos revolucionarios con coeficientes intelectuales muy altos”
De este modo, se asigna una villa en la finca a otros miembros del equipo, también inquilinos del local por el momento y encargados de la transición con el equipo saliente de Biden. Entre ellos, Susie Wiles, recién nombrada jefa de gabinete de la Casa Blanca, así como Howard Lutnick, jefe del banco de inversión Cantor Fitzgerald, Linda Mc Mahon, empresaria, ex vicepresidenta de la Federación Americana de lucha libre y JD Vance, El compañero de fórmula de Trump.