La Unión Judía Francesa por la Paz (UJFP) exigió recientemente la dimisión del ministro francés de Diplomacia, Jean-Noël Barrot. Esta solicitud se produce tras las controvertidas declaraciones del ministro durante un debate en la Asamblea Nacional el 12 de noviembre.
Jean-Noël Barrot afirmó que “la repetida acusación de crímenes de guerra contra Israel constituye un intento sistemático de trivializar la Shoah”. La UJFP consideró estas declaraciones profundamente ofensivas para la memoria de las víctimas de genocidios. Según la organización, “niegan la gravedad de los crímenes cometidos contra el pueblo palestino”, y esta retórica es calificada de “negacionista y antisemita” en su comunicado de prensa.
La UJFP también critica la combinación de críticas a las políticas de Israel con antisemitismo, enfatizando que estos comentarios distraen la atención de las violaciones de derechos humanos en Palestina. La organización llega incluso a declarar que el ministro “ha deshonrado su cargo” y pide su “dimisión inmediata”.
Ante esta situación, la UJFP convoca a la movilización ciudadana para denunciar estos comentarios, instando a la clase política a asumir responsabilidades para evitar tales “excesos”. El actual clima de tensión en torno a la cuestión palestina y los discursos conmemorativos está relanzando el debate sobre la ética en la política.
Este asunto se hace eco de una polémica similar que se produjo en enero, cuando el ex Ministro de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné, causó polémica con sus declaraciones ante la Asamblea Nacional. En su momento, Jean-Christophe Lemoine, portavoz adjunto del Quai d’Orsay, invocó el pasado histórico de la Shoah para justificar las declaraciones de Séjourné, pero también reconoció que “el traslado forzoso de poblaciones” constituía una grave violación del Derecho internacional.
Además, las persistentes tensiones en Oriente Medio han ido empeorando desde un ataque de Hamás en octubre de 2023, que llevó a Israel a continuar con sus acciones militares en Gaza a pesar de un llamamiento del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a un alto el fuego. Más de 43.700 personas han muerto, en su mayoría civiles, y la escasez de recursos esenciales está afectando gravemente a la región.
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