A la sombra de los mercados públicos senegaleses, dos empresas, Royal BTP y Dental, cuestionan su papel en un contrato de construcción de las universidades de Matam y Tambacounda, cuyo importe total asciende a 140 mil millones de FCFA. Una cantidad colosal, sin duda, pero que, según varias fuentes, esconde una realidad mucho más oscura. Estos contratos fueron adjudicados sin la menor licitación a Ibrahim Karagnara, un empresario maliense con un pasado controvertido, que ya estuvo encarcelado por casos de morosidad económica en su país antes de ser liberado. Esta situación suscita serias preocupaciones, sobre todo por las numerosas zonas grises que rodean a las empresas implicadas.
Como revela el diario Libération, estas empresas no tienen existencia legal en Senegal. Royal BTP y Dental ni siquiera están registradas en el país, lo que hace especialmente sospechosa su participación en contratos de este tipo. Además, no se registra ninguna experiencia previa de estas empresas en el ámbito de la construcción en Senegal. Su única hazaña parecen ser estos dos proyectos, que están vaciando las arcas del Estado.
El escándalo creció cuando supimos que, al igual que otros actores sin escrúpulos del sector, Karagnara utilizó una larga lista de subcontratistas para realizar este trabajo. Un mecanismo ya utilizado por otros empresarios para eludir las normas y evitar cualquier transparencia en la adjudicación de los contratos públicos.
Para la oposición y varios observadores, este asunto es un nuevo ejemplo de la mala gestión que afecta a determinadas obras públicas en Senegal. Ousmane Sonko, líder de Pastef y ex ministro, denunció esta práctica, citando una posible sobrefacturación y pidió una auditoría rigurosa de los contratos. En respuesta a estas acusaciones se prometió una auditoría, pero la pregunta sigue siendo: ¿cuántos otros contratos se adjudican sobre bases tan vagas?
Libération promete volver pronto a los detalles de los contratos y a las cantidades ya desembolsadas por el Tesoro público, una suma de dinero que bien podría ser sinónimo de grandes desvíos financieros.
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