Una residente de Montreal que acaba de mudarse a Nuevo México planea regresar a casa lo antes posible para que su hija por nacer no tenga que soportar el régimen de Donald Trump.
“Tengo miedo por mí y por ella. Queremos irnos lo antes posible”, confiesa Gabriella Pelletier al día siguiente de la victoria del multimillonario republicano.
La futura madre de 29 años teme los próximos cuatro años de la presidencia de Trump, incluso en la ciudad de Albuquerque, un bastión demócrata donde siguió a su marido, que consiguió un trabajo allí hace seis meses.
“No me siento cómoda enviando a mi hijo a la escuela porque todas las semanas hay historias de tiroteos. Va a ser peor con la política proarmamentista de Trump”, susurra la mujer cuyo parto está previsto para diciembre.
Esto sin contar el derecho al aborto, amenazado por la mayoría republicana en el Senado y la Cámara de Representantes.
“Al abortar para salvar su propia vida, mi hija no podrá hacerlo. Para mí es simplemente inaceptable que una mujer no tenga este poder sobre su cuerpo”, afirma esta mujer de 29 años que trabaja en salud pública.
Plan B
La graduada de la Universidad de Miami no podrá regresar a Canadá de inmediato, ya que está en proceso de obtener su ciudadanía estadounidense y no puede salir del país.
No es la única que piensa en un plan B para los próximos años.
Establecido desde hace quince años en Santa Fe, Yvon Villeneuve también está pensando en hacer las maletas.
“No esperaba eso. Representa todo un giro a la derecha, pero al mismo tiempo regresar es complejo”, explica el hombre de 82 años.
Al sufrir una enfermedad cardíaca, teme no tener fácil acceso a un médico de familia en Quebec.
Preocuparse
Estos dos quebequenses en Estados Unidos no son los únicos que miran a este lado de la frontera.
El abogado de inmigración de Montreal, Marc-André Séguin, ya está recibiendo llamadas de personas preocupadas por la victoria republicana.
“Se trata de personas en situaciones difíciles y precarias que quieren venir a Canadá o encontrar un plan B”, explica.
En Washington, la noche de las elecciones, reinaba una atmósfera de “corte con cuchillo”. “Era un pueblo fantasma. Todos estaban conteniendo la respiración”, dijo.
– Con Martin Lavoie, Le Journal de Québec