Solo o con amigos, recorre varias veces al mes las numerosas curvas de la Ruta Blanca, entre Nyon y Saint-Cergue. Este tramo, conocido por atraer a los amantes de la velocidad, ya sea en coche o en moto, es sin embargo habitualmente escenario de accidentes. Pero nada que apague el ardor de este joven conductor de 19 años… hasta aquel fatídico 4 de junio de 2022. Mientras volvía a ponerse al volante de su Toyota GT86, este residente de la Costa con licencia para la prueba perdió el control de su coche en una curva, antes de atropellar a dos motociclistas que venían en sentido contrario.
El shock fue terrible y las consecuencias gravísimas. Uno de los motociclistas, un francés de unos treinta años, padre de dos niños pequeños, quedó tetrapléjico. Su compañero de viaje también sufrió heridas graves, hasta el punto de que ya no puede cargar ni alimentar a su bebé. En el marco del juicio celebrado este lunes en Nyon, el conductor culpable lo admitió tajantemente: “Soy responsable. Conducía a una velocidad inadecuada. Normalmente conduzco en silencio. Pero ese día conduje más bien de forma deportiva.
A pesar de todo el remordimiento del joven y de las numerosas lágrimas derramadas ante los jueces, lo cierto es que sus dos víctimas son ahora dependientes, sin perspectivas de mejora. “Como muchos conductores jóvenes, el acusado se creía invencible al volante, aunque ni siquiera tenía su licencia definitiva. Lamentablemente, hubo que destruir dos vidas para que comprendieran que la Ruta Blanca no es una pista de rally ni un parque infantil”, considera el fiscal, que solicitó 20 meses de prisión con una pena suspendida de cinco años, además de una multa. de 3000 francos. Veredicto el próximo lunes.
Su vida tampoco es la misma
Es de suponer que el delincuente no irá a prisión. Pero la culpa lo aplasta con todo su peso. Entre ansiedades, pesadillas y flashbacks, no pasa un día sin que piense en el desastre que provocó y sus dramáticas consecuencias para las víctimas. A pesar del seguimiento psicológico, ya no se atrevió a tocar un volante y dice que nunca más lo volverá a hacer. Ni siquiera su abogado pidió una reducción de la pena. Su única petición fue que el indulto no excediera los dos años.