El uso de crack en los espacios públicos suscita cada vez más preocupación en Suiza. Invitada en el programa de las 19:30 hace unos días, la ex consejera federal Ruth Dreifuss planteó la posibilidad de prescribir cocaína para ayudar a los adictos, como se hace con la heroína.
Las ciudades de Lausana, Yverdon, Ginebra y Chur se enfrentan al flagelo del crack, con consumidores cada vez más presentes en los espacios públicos, cada vez más adictos e incluso a veces agresivos. Ante esta situación, las autoridades buscan soluciones.
Hace unos días, la ex consejera federal Ruth Dreifuss, invitada a las 19.30 horas, apoyó la idea de prescribir cocaína, de la que se deriva el crack (leer enmarcado), para ayudar a los drogadictos.
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Una solución que también defiende Daniele Zullino, jefe del Servicio de Adicciones del Departamento de Salud Mental y Psiquiatría del HUG. “Es especialmente buena idea si queremos atraer clientes a programas terapéuticos. Actualmente tenemos consumidores que viven en la calle. Tenemos que recuperarlos e integrarlos de cierta manera en los programas terapéuticos”.
Precaución de las autoridades
Pero en la Suiza francófona las autoridades se muestran muy cautelosas con esta solución, como por ejemplo en Yverdon-les-Bains. “En principio, Yverdon-les-Bains se opone a la distribución controlada de cocaína. […]. Sin embargo, está interesado en conocer los resultados de todos los estudios realizados en otros lugares de esta zona”, afirmó el municipio de Yverdon.
Si recetar cocaína da miedo, para Frank Zobel, subdirector de Addiction Suiza, vale la pena intentarlo. “Hay problemas de prescripción, pero tenemos médicos especialistas en adicciones en Suiza. Existe la Sociedad Suiza de Medicina de Adicciones que está investigando esta cuestión, así que podemos analizar eso y probablemente tendremos que hacerlo. Esto es lo que siempre hemos hecho en Suiza cuando tenemos nuevas ideas en materia de política de drogas”.
Si la crisis persiste, la solución de prescribir cocaína tal vez podría ver la luz el próximo año.
Camille Lanci y Cécile Durring/fgn
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