Publicado el 30 de abril de 2024 a las 12:18 horas. / Modificado el 30 de abril de 2024 a las 12:19 horas.
Desde hace dos días, Assad, un joven somalí que vive en Escocia, está paralizado por el miedo. “Le llevó cuatro años llegar al Reino Unido por tierra, pasando por Kenia, Uganda, Sudán del Sur, Sudán, Egipto y el Mediterráneo”, afirma Jean Paul Kasulula, abogado de origen congoleño afincado en Escocia que le defiende. Vio cómo se ahogaban sus compañeros de viaje durante la travesía, no habla con sus padres desde hace siete años y sufre estrés postraumático.
Y Assad ahora corre el riesgo de ser expulsado a Ruanda, “un país que no respeta los derechos humanos y corre el riesgo de enviarlo a casa”, denuncia el abogado. Después de cuatro meses de idas y venidas entre la Cámara de los Comunes y los Lores, el parlamento británico adoptó la semana pasada una ley que le autoriza a deportar a este país africano a los solicitantes de asilo que hayan llegado ilegalmente al país.
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