Una cosa es segura: habrá un cambio radical de estilo en la plaza Vendôme. Ya no será Éric Dupond-Moretti, de 63 años, un ex abogado penalista de temperamento fogoso, al que le gustan las justas oratorias, quien ocupará el puesto de ministro de Justicia. El nuevo ministro de Justicia, con un perfil muy de “finanzas públicas”, tiene muchas menos asperezas: Didier Migaud, de 72 años, ex socialista, ex presidente del Tribunal de Cuentas, era presidente de la Alta Autoridad para la Transparencia de la Vida Pública (HATVP) desde 2020. Un símbolo importante, su nombre fue el primero mencionado en el orden del protocolo, durante el anuncio del gobierno el sábado por la noche.
El sindicato de magistrados (USM, mayoritario) acogió este nombramiento sin hostilidad, a diferencia del de Dupond-Moretti en julio de 2020. El sindicato había calificado entonces la llegada del abogado a la Cancillería como “declaración de guerra”. “Didier Migaud tiene una idea de cómo funciona la justicia a través de su antiguo puesto como presidente del Tribunal de Cuentas. Su lugar en el orden del protocolo es una indicación interesante de las prioridades que el gobierno pretende dar a la acción judicial”, explica Ludovic Friat, presidente de la USM. Necesitamos estos símbolos porque nos preocupa la constitución del gabinete del Primer Ministro, donde la justicia no tiene un polo autónomo. El temor es que la justicia sea un accesorio del interior”.
Por parte del Sindicato de Magistrados (SM), la recepción también es muy cautelosa y un poco más fría: “Didier Migaud es conocido principalmente como un experto en presupuestos, no sabemos nada sobre su proyecto de justicia, por lo que es demasiado pronto para reaccionar. Pero, en un gobierno así, con Bruno Retailleau en su interior en particular, dudamos que pueda llevarse adelante una visión humanista y progresista de la justicia”, teme a la organización de izquierda. Necesitamos un ministro que defienda el Estado de derecho frente a los ataques y amenazas y que también defienda un sistema de justicia fuerte que garantice la igualdad de todos ante la ley”.
La ruptura con el ex ministro de Justicia es, en realidad, múltiple. Así, Éric Dupond-Moretti fue acusado de conflicto de intereses cuando, unas semanas después de su nombramiento en la Place Vendôme, ordenó a la Inspección General de Justicia que realizara investigaciones administrativas contra magistrados con los que había tenido un encontronazo cuando era abogado. Incluso se celebró un proceso ante el Tribunal de Justicia de la República, al final del cual Dupond-Moretti fue absuelto. Su sucesor, por su parte, se encargó precisamente de rastrear los posibles conflictos de intereses en el HATVP.
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