A diferencia de países como Francia, donde la falta de mano de obra se cita a menudo como un obstáculo importante para la transición energética, Marruecos tiene un exceso de oferta en términos de perfiles, que el mercado lucha por absorber.
Es una crisis silenciosa, pero muy real. Si bien la transición energética ha movilizado un capital colosal desde la implementación de la estrategia energética en 2009, la cuestión de las habilidades calificadas necesarias para su implementación permanece extrañamente ausente de los debates.
Sólo el pasado mes de octubre, el ministro de Inclusión Económica, Younes Sekkouri, anunció, al margen de la cuarta edición de Power to X celebrada en Marrakech, la creación de 300.000 puestos de trabajo adicionales en el sector de las energías limpias, incluido el hidrógeno verde. sector. Estas posiciones pretenden acelerar la descarbonización e impulsar la movilidad eléctrica.
Sin embargo, Marruecos forma hoy en día a más jóvenes en la transición energética de los que es capaz de absorber. Desde el lanzamiento de la estrategia mix energética, el Reino se ha dotado de una red de formación destinada a preparar una mano de obra cualificada para los retos de las energías renovables y la eficiencia energética.
En el corazón de este sistema se encuentran los Institutos de Formación de Profesiones en Energías Renovables y Eficiencia Energética (IFMEREE), ubicados en Oujda, Tánger y Ouarzazate. Estos establecimientos, apoyados por la Unión Europea, ofrecen cursos especializados en sistemas solares y eólicos, y eficiencia energética en edificios, así como en gestión de biogás, así como programas de desarrollo para profesionales.
A esto se suman los cursos de formación que se ofrecen en universidades públicas, como la Escuela Nacional de Artes y Oficios de Casablanca o la Universidad Cadi Ayad, así como en establecimientos privados como la Universidad Internacional de Casablanca (UIC o la UM6P).
Estos cursos de formación se dirigen a distintos sectores, desde oficinas de diseño hasta autoridades locales, pasando por empresas industriales. “Hay un verdadero entusiasmo por todos los sectores vinculados a la transición energética”, subraya un responsable administrativo de la Universidad Cadi Ayad.
Falta de mano de obra calificada
Estas iniciativas educativas, distribuidas por todo el territorio, tienen como objetivo apoyar las ambiciones nacionales en términos de descarbonización de la economía y fortalecer una posición regional como modelo de transición energética. Profesiones consolidadas, como la de instaladores solares, se benefician de una gran cantidad de perfiles en el mercado. En el sector solar, los técnicos especializados en la instalación y mantenimiento de paneles solares constituyen los perfiles más demandados.
“La oferta es abundante, pero estos puestos de trabajo no se cubren en el mercado, hasta el punto de que incluso los ingenieros cualificados se encuentran en el paro”, afirmó Abdelkhalek Baou, director general de SunQ.
“Debemos tener en cuenta que seguimos siendo un mercado pequeño. Las oportunidades que ofrece el Estado son limitadas y el sector privado no puede absorberlo todo”, confía.
Paradójicamente, otros sectores, como el de la refrigeración, luchan por contratar profesionales competentes, aunque estas profesiones están estrechamente vinculadas a la transición energética. En el sector de la refrigeración y la ingeniería climática, “la preocupación es contar con mano de obra competente”, afirma Saïd El Harch, presidente de la Asociación Marroquí de Profesionales de la Refrigeración.
“Incluso los candidatos contratados para su formación o habilidades particulares aprenden en el trabajo”. Los ingenieros y técnicos en refrigeración desempeñan un papel clave a la hora de mejorar la eficiencia energética de los sistemas de refrigeración y reducir el uso de gases refrigerantes, a menudo responsables de altas emisiones de CO₂.
Profesiones mal valoradas
Las profesiones vinculadas a la transición energética abarcan un amplio abanico de especialidades técnicas, científicas y de gestión. Además de los sectores de la refrigeración y la energía solar, están surgiendo otras profesiones clásicas, como la de experto en aislamiento térmico, encargada de reducir las pérdidas de energía en los edificios, o la de técnico en gestión de residuos, eslabones esenciales de la economía circular. Los perfiles más raros, como los especialistas en hidrógeno verde, son especialmente estratégicos. Su experiencia, centrada en el almacenamiento y uso de hidrógeno como energía limpia, es crucial.
Ante las persistentes tensiones en el mercado laboral, muchos jóvenes graduados consideran la posibilidad de viajar al extranjero como una oportunidad. Canadá se destaca como un destino popular para el talento en energías renovables, mientras que países europeos como Francia y Bélgica, conocidos por su vibrante ecosistema de economía verde, también atraen estas habilidades.
Alemania, con su ambicioso programa de transición energética, sigue siendo otro país acogedor para estos profesionales que buscan perspectivas que coincidan con su experiencia. Si las perspectivas de empleo en el sector de las energías renovables siguen siendo limitadas, se debe principalmente a un marco regulatorio inadecuado. La falta de regulación, especialmente en el sector doméstico e industrial, frena la instalación de gigavatios de energía limpia.
Esta energía, que sin embargo podría llevar una cuota renovable estancada a alrededor del 20% del mix eléctrico, sigue en el limbo, víctima de bloqueos estructurales.
Como consecuencia directa, la fuga de cerebros se está acelerando. Los graduados de los sectores energéticos se unen a la creciente cohorte de profesionales marroquíes que buscan en otros lugares perspectivas que coincidan con su experiencia. Al igual que los médicos, estos especialistas en energía aspiran a horizontes en los que sus habilidades puedan contribuir plenamente al desarrollo de su país.
Faltan habilidades calificadas
La transición energética genera una demanda creciente de empleos cualificados, pero revela una debilidad persistente. Según los actores de los distintos sectores, incluso los perfiles seleccionados por su experiencia tienen dificultades para responder inmediatamente a las exigencias y deben adquirir parte de sus competencias en el sector.
Esta observación pone de relieve la ausencia de una formación adaptada a profesiones emergentes, como las vinculadas al hidrógeno o la movilidad sostenible. El mercado todavía lucha por satisfacer las necesidades de las empresas debido a esta brecha.
El desarrollo de la formación profesional y el apoyo a la reconversión de los trabajadores de los combustibles fósiles se están convirtiendo en prioridades urgentes. Fortalecer las sinergias entre las políticas públicas, el sector privado y la comunicación en torno a estas profesiones del futuro podría ayudar a transformar estos desafíos en oportunidades concretas para la economía y ayudar a reducir aún más el desempleo.
Ayoub Ibnoulfassih / Inspiraciones ECO
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