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El presidente Bashar al-Assad ha huido de Siria, expulsado por una espectacular ofensiva de los rebeldes islamistas, un punto de inflexión en la historia que pone fin el domingo a medio siglo de gobierno indiscutible del clan Assad.

Assad, quien durante 24 años gobernó Siria con mano de hierro, golpeada por casi 14 años de guerra, está con su familia en Moscú, según agencias de noticias rusas.

“Finalmente, el régimen de Assad ha caído”, declaró el presidente estadounidense, Joe Biden, subrayando que “algunos de los grupos rebeldes” tenían una “historia de terrorismo”.

En Siria, escenas de júbilo saludaron la caída de Assad, cuando el líder de los rebeldes islamistas, Abu Mohammad al-Jolani, entró en la capital, Damasco.

“Hemos estado esperando este día durante mucho tiempo”, dijo entre lágrimas Amer Batha, en Damasco. “No puedo creer que esté viviendo este momento”.

En el extranjero, muchos sirios expresaron su alegría. En Irak, Yamen promete “tomar el primer avión a casa”, y en Egipto, Mohamed Feras, dice que “por fin podrá regresar” a su país.

En Damasco, sometido a toque de queda hasta las 05:00 horas del lunes (03:00 horas en Suiza), parte del palacio presidencial fue incendiado. Se ha “convertido en un lugar para el pueblo sirio”, afirma Omar Khairallah en el lugar.

A dos kilómetros de distancia, decenas de hombres, mujeres y niños entraron en la suntuosa residencia de los Assad, que fue saqueada tras su captura por los rebeldes, según un periodista de la AFP presente en el lugar.

Reunión de emergencia en la ONU

En la capital, como en otras ciudades, los manifestantes derribaron y pisotearon estatuas de Hafez al-Assad, que gobernó Siria desde 1971 hasta su muerte en 2000, y de su hijo Bashar. Los soldados sirios se quitaron apresuradamente sus uniformes.

El 27 de noviembre, una coalición de rebeldes liderada por el grupo islamista radical de Jolani, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), lanzó una ofensiva desde su bastión en Idlib (noroeste).

En diez días, ante el colapso de las fuerzas gubernamentales, los rebeldes conquistaron vastos territorios y las grandes ciudades de Alepo (norte), Hama (centro), Daraa (sur) y Homs, antes de entrar en la capital.

Se trata del avance más espectacular desde el inicio de la guerra civil, que estalló en 2011 tras la sangrienta represión de las manifestaciones a favor de la democracia, y que dejó casi medio millón de muertos.

Al menos 910 personas, entre ellas 138 civiles, murieron durante la ofensiva rebelde, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

En la televisión pública, los rebeldes anunciaron la caída del “tirano” y la liberación de todos los prisioneros “injustamente detenidos”, incluidos los encarcelados en Saydnaya, una prisión que simboliza los peores abusos de las fuerzas de Assad.

Rusia, principal aliado de la potencia derrocada, anunció que había solicitado el lunes una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Según agencias rusas, los rebeldes “garantizaron la seguridad” de las bases militares rusas en Siria.

“Siria ha sido purificada”

Siguiendo a sus combatientes, Abu Mohammad al-Jolani llegó a Damasco, donde se postró en el césped antes de dirigirse a la histórica mezquita omeya.

“Esta victoria es un triunfo (…) para toda la comunidad islámica”, insistió. “Siria ha sido purificada”.

Anteriormente había pedido a sus combatientes que no se acercaran a las instituciones públicas, añadiendo que éstas permanecerían bajo el control del Primer Ministro hasta la “entrega oficial”.

El grupo HTS es la antigua rama siria de Al Qaeda que dice haber roto con el yihadismo, sin convencer realmente a las cancillerías occidentales.

Si bien celebran la caída del poder, varios países han instado a los sirios a evitar la trampa del extremismo.

Francia pidió a la población “la reconciliación” y al jefe de la ONU, Antonio Guterres, a proteger “los derechos de todos los sirios”.

“Ser responsable”

En su discurso, Joe Biden dijo que Assad debería “responsabilizarse” de los “cientos de miles de sirios inocentes” que han sido “maltratados, torturados y asesinados”.

Estados Unidos discutirá con “todos los grupos sirios” la transición de poder hacia una Siria “independiente”, añadió.

Suiza pidió a todas las partes que respeten el derecho internacional humanitario y protejan a los civiles.

Turquía, que apoya a los grupos rebeldes y acoge a millones de refugiados sirios, dijo que estaba en contacto con los insurgentes para garantizar la seguridad y añadió que las nuevas autoridades no deberían “representar una amenaza” para los países vecinos.

Ofensiva en el norte

Al menos 26 combatientes murieron el domingo cuando las fuerzas sirias respaldadas por Turquía lanzaron una ofensiva en la región de Manbij, en el norte de Siria, informó el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

El OSDH también informó sobre una serie de ataques aéreos israelíes en el este del país el domingo, precisando que el ritmo de los ataques se había acelerado tras la caída de Bashar al-Assad.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que la caída de Assad fue “una consecuencia directa de los golpes” que Israel había “asestado a Irán y al Hezbolá libanés”.

Ante la ofensiva rebelde, el apoyo de Moscú, cuyas tropas están movilizadas para la guerra en Ucrania, se ha desmoronado, al igual que el de Irán y Hezbolá, que salieron debilitados de la guerra entre el movimiento libanés e Israel, dejando aislado al Gobierno sirio. , según los expertos.

Irán, cuya embajada en Damasco fue saqueada, advirtió que su política probablemente cambiaría dependiendo del “comportamiento de los actores” sobre el terreno en Siria.

Este artículo fue publicado automáticamente. Fuentes: ats/afp

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