El fabricante de automóviles Volkswagen anunció el miércoles que cesará sus actividades en la región china de Xinjiang, que había suscitado críticas por las acusaciones de violaciones de derechos humanos contra Pekín. El grupo justificó su decisión por “razones económicas”.
El primer grupo automovilístico europeo está en el centro de todas las miradas por su fábrica en Urumqi, capital de Xinjiang, inaugurada en 2013 y en la que tiene participación a través de su socio local SAIC.
Este controvertido lugar, así como una pista de pruebas en Turpan, se venderán ahora a la empresa china Shanghai Motor Vehicle Inspection Center (SMVIC).
Cargos de trabajo forzoso
El banco alemán Deka ya eliminó las acciones de Volkswagen de su cartera de valores “sostenibles” en marzo de 2023, después de que la agencia de calificación estadounidense MSCI alertara sobre acusaciones de trabajos forzados en la fábrica de Urumqi.
Una auditoría externa encargada por Volkswagen el año pasado no encontró evidencia de trabajo forzoso entre los 197 empleados de la fábrica, pero varios medios de comunicación, incluido el Financial Times, denunciaron en septiembre fallas en la metodología adoptada por el informe.
Beijing está acusado de encarcelar a más de un millón de uigures y otras minorías musulmanas en una red de centros de detención en todo Xinjiang.
Activistas y uigures que viven en el extranjero dijeron que en los centros se produjeron una serie de abusos, incluida tortura, trabajos forzados, esterilización forzada y adoctrinamiento político.
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Las ventas caen y la fábrica cierra
El grupo simplemente propone una “reestructuración estratégica” en el contexto de la transición a los coches eléctricos. En China, su principal mercado al que entrega un tercio de sus coches, las ventas cayeron un 15% en el tercer trimestre.
La marca insignia del grupo, VW, perdió terreno y quedó detrás de sus competidores locales, perdiendo su título de marca de automóviles más vendida ante BYD.
La planta de Xinjiang, inaugurada en 2013 y que anteriormente ensamblaba el modelo Santana de Volkswagen, había perdido su importancia en los últimos años después de los recortes de empleo por parte del fabricante de automóviles. Alrededor de 200 empleados seguían siendo responsables de realizar los controles de calidad finales y de entregar los vehículos a los concesionarios de la región.
La planta, que tenía capacidad para fabricar 50.000 unidades al año, no produce vehículos desde 2019.
Denuncian guerra fiscal
Volkswagen también denunció el aumento de los derechos de aduana sobre los automóviles importados de China a la Unión Europea, decidido por Bruselas este verano, por temor a repercusiones de Pekín que podrían afectar a sus ventas en China.
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El anuncio sobre Xinjiang se produce cuando el grupo atraviesa una crisis global sin precedentes y actualmente está negociando un plan de ahorro que podría provocar miles de despidos o incluso cierres de fábricas en Alemania.
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