Este estudio, firmado por la start-up KRNO que trabaja por la fiabilidad del diagnóstico inmobiliario, podría causar algo de ruido. Apoyándose en particular en las competencias de dos investigadores en matemáticas e inteligencia artificial de la empresa, la start-up quería ofrecer una demostración matemática de la escala y las implicaciones del fraude en el “DPE (diagnóstico de rendimiento energético) de la complacencia”. Dejando de lado los DPE puros y simples falsos (hechos por un falsificador), así como los DPE engañosos (donde el diagnosticador hace trampa deliberadamente mejorando en gran medida la nota), KRNO quería concentrarse en notas “adornadas” donde el impulso del diagnosticador a menudo le permite llegar a una letra superior.
Un fenómeno que podría parecer marginal y muy propio del espíritu francés, pero que al final resulta ser masivo. Al analizar los datos de 8 millones de diagnósticos de la base de datos ADEME, la startup comparó estos resultados con la distribución matemática “teórica” que se puede esperar. Parece que casi el 19% de los inmuebles clasificados F pasan artificialmente a la letra E (ver el estudio completo aquí). Esta es la cifra más alta de este estudio, sabiendo que el 6% de las propiedades que deberían clasificarse G pasan a F y poco menos del 6% de las E pasan a D. Esta concentración de “arreglos” entre la letra E y F es Esto se explica fácilmente por el fuerte interés financiero existente en salir de la zona de riesgo de los tamices térmicos, es decir, las viviendas clasificadas F o G. También aprendemos que esta “complacencia” no se limita a conseguir unas décimas desde la Las mejoras pueden ser por el equivalente a media letra (ver más abajo la letra E).
1,3 millones de viviendas afectadas
En total, estos diversos fraudes afectarían a 1,3 millones de hogares y costarían 21.400 millones de euros. Esta última cifra se obtiene en función del número de viviendas de las diferentes clases energéticas (en particular, 650.000 viviendas F ascendidas a E o cerca de 450.000 viviendas E ascendidas a D) y de las diferencias de precios al pasar de una letra a otra. otros (estudio realizado por notarios sobre el “valor verde” que muestra, por ejemplo, que entre la vivienda G y la vivienda comparable F, la diferencia de precio es del 10% o del 8% entre Fiesta). Todo tiene en cuenta un precio medio de los inmuebles en Francia estimado en 250.000 euros, para llegar a esta cifra astronómica. “Yo mismo me sorprendí por la magnitud del fenómeno, admite Rubén Arnold, director general de KRNO. Y por eso es un verdadero fraude y no un fenómeno inocente, sin impacto financiero”.
Pero lejos de adoptar un discurso antidiagnóstico para señalar con el dedo a esta profesión, la start-up pretende ser constructiva. “El DPE nunca fue diseñado como una herramienta para máxima precisión sino más bien como un equilibrio entre bajo costo y precisión. recuerda Rubén Arnold. Y le ponemos cargas cada vez más importantes en la espalda”. Y si, como en cualquier profesión, hay profesionales deshonestos, muchos diagnosticadores se encuentran en una situación incómoda. Según la empresa emergente, el DPE sin duda podría mejorarse aún más desde un punto de vista técnico en términos del método de cálculo, pero lo que conviene revisar es sobre todo su implementación. “Hay un verdadero problema con el margen de error, cuestión que no se tiene en cuenta a diferencia de la medición de Carrez donde no podemos superar el 5%. Y también está el hecho de que el diagnosticador puede comunicar o conocer el resultado antes de que se registre oficialmente.
¿Hacia un control recurrente?
Por lo tanto, KRNO recomienda que los resultados registrados por el diagnosticador se transmitan y registren en la base de datos de Ademe antes de obtener el resultado. Entonces todavía sería posible realizar modificaciones, pero serían fácilmente rastreables. Otra vía posible y cuál es la que la start-up comercializa a sus clientes: ofrecer a los compradores la oportunidad de realizar un examen contradictorio de este DPE para descubrir posibles contradicciones o errores en el diagnóstico. Y por último, sin duda en un horizonte más lejano, KRNO está considerando una inspección más periódica, como una inspección técnica de los vehículos que permitiría ceñirse lo más posible a las prestaciones energéticas de cada vivienda. Una solución más eficaz pero también mucho más cara.
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