Los suizos se resisten a ayudar a los propietarios. Según una primera proyección, sólo una de las dos propuestas presentadas al pueblo este domingo podría pasar la rampa: la que tiene como objetivo evitar los subarrendamientos abusivos. Por otra parte, se trata más bien de una negativa a la espera de la propuesta de simplificar la rescisión anticipada de los contratos de arrendamiento en caso de necesidades propias de los propietarios.
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24 de noviembre de 2024 – 13.44 h
Según la primera proyección del instituto gfs.bern, se está gestando una tendencia a favor del control del subarrendamiento. En cuanto al otro objeto, el instituto apuesta más por un “no”.
Pero los partidos están muy igualados y es prematuro dar una tendencia.
Estos resultados iniciales están en línea con las encuestas realizadas por encargo de la RSS. El apoyo a ambas enmiendas siguió erosionándose a lo largo de la campaña. La última encuesta sugiere un rechazo de la propiedad basado en las propias necesidades de los propietarios (53% “no” y 44% “sí”) y un resultado ligeramente más incierto en el caso del subarrendamiento (50% de “sí” y 47% de “No”).
Un pueblo de inquilinos
Normalmente, todo debería haber ido bien con estas dos modificaciones propuestas. Cuentan con el apoyo tanto del gobierno como de la mayoría del Parlamento. Sin embargo, los suizos suelen seguir las recomendaciones de voto de sus autoridades.
Además, estas dos propuestas no parecen a primera vista extravagantes, sino más bien de sentido común. Sin embargo, los suizos suelen ser razonables y pragmáticos a la hora de votar.
Por tanto, parecía un camino real para obtener una doble aprobación popular. Pero ahora, un grano de arena se ha deslizado en este mecanismo bien engrasado: el ascenso a las barricadas de los círculos de defensa de los inquilinos para hundir el proyecto. Y entre una población de inquilinos (alrededor del 60% de la población) esta voz resuena claramente.
Aclaración para unos, peyoración para otros
La primera modificación propuesta pretende evitar el subarrendamiento abusivo. El texto concede más libertad a los propietarios al estipular, en particular, que el subarrendamiento de un inmueble debe ser aprobado por escrito por el propietario y que este puede rechazarlo si excede una duración de dos años o si ve desventajas importantes.
La segunda modificación establece que un propietario puede rescindir más fácilmente el contrato de arrendamiento de un inquilino si desea utilizar la propiedad alquilada para su propio uso. Actualmente, en caso de litigio, los procedimientos pueden durar varios años.
Para quienes están a favor de adaptar la ley (partidos de derecha y círculos inmobiliarios), las modificaciones propuestas son muy específicas y sólo aclaran nociones que ya existen en la ley actual.
Para los opositores –partidos de izquierda y círculos de defensa de los inquilinos– estos cambios son, en el mejor de los casos, inútiles y, en el peor, empeoran la situación de los inquilinos al desmantelar los mecanismos de protección, en particular contra las licencias injustificadas.
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