Tomada en 2019, la decisión de ofrecer la próxima generación del Macan únicamente en una versión totalmente eléctrica sorprendió a muchos, incluso dentro de la propia Porsche. Esta seria decisión –este SUV de dimensiones razonables es uno de los más vendidos del fabricante alemán– demuestra el compromiso con una transición energética llevada a cabo a toda velocidad. Un acto de fe que le permitió salir adelante y arrastrar tras de sí al resto de la élite del automóvil.
Hoy, cuando comienza la comercialización del nuevo Macan, no es nada seguro que Porsche vaya a tomar una decisión tan radical. La marca de Stuttgart admite haber sobrestimado la demanda de motores eléctricos durante el último periodo. Durante los primeros nueve meses de 2024, sus entregas cayeron un 7%. Las ventas del Taycan, un majestuoso cupé de cuatro plazas que inauguró la llegada de la empresa al mundo de la deportividad baja en carbono, se vieron especialmente afectadas. A pesar de una importante renovación de sus principales modelos, el beneficio operativo (4.000 millones de euros) cayó un 27% en los tres primeros trimestres y el margen cayó del 16,3% al 14,1%.
Estas cifras, a las que apenas estamos acostumbrados en Zuffenhausen, sede histórica, han hecho más que arañar las convicciones eléctricas de la marca. No tardó en reaccionar anunciando que ya no tenía previsto comercializar el 80% de su producción en electricidad de aquí a 2030, como estaba previsto inicialmente. Es cierto que en la actualidad esta proporción ronda el 13%. Resultado: los próximos lanzamientos de modelos de batería (Cayenne, 718 coupé) se mantienen, pero el fabricante ha decidido prolongar la carrera comercial de las versiones con motorización híbrida del SUV Cayenne y del sedán Panamera. A medio plazo, tampoco dejará de equipar los futuros vehículos previstos como totalmente eléctricos con un motor híbrido.
La victoria de Trump preocupa
Sin embargo, no se trata de dejarse llevar por el pánico. “Considerar una variante térmica híbrida del nuevo Macan llevaría de cuatro a cinco años; Sería correr un riesgo demasiado grande teniendo en cuenta cómo podría estar el mercado en ese momento”.señala Marc Meurer, director general de Porsche Francia. Para la empresa se trata de negociar un giro brusco, porque el credo eléctrico de la marca, que durante mucho tiempo fue la más rentable del mundo, se está viendo socavado en todos los continentes.
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