Esta es una amarga observación. En plena COP 29, en Bakú, Azerbaiyán, el viento favorable que apoyó a las energías renovables parece estar cambiando. Las grandes compañías petroleras, que efectivamente habían aumentado sus promesas de inversión en energía solar y eólica, están cambiando completamente su enfoque. Explicaciones.
Inversiones virtuosas mal recompensadas
El New York Times Señala, por ejemplo, que la empresa Exxon Mobil ha adoptado una actitud muy prudente con respecto a las energías verdes y ha preferido concentrarse en su negocio principal: el petróleo y el gas. Su precio ha aumentado un 70% desde finales de 2019. Al mismo tiempo, una empresa como BP, que se ha centrado en tecnologías de carga solar para coches eléctricos, ha visto caer el valor de su acción un 19%.
Nuestros colegas citan otro dato muy revelador. Así, el rendimiento medio del capital, una medida clave de la rentabilidad, de las principales petroleras aumentó un 11% el año pasado frente al -8% en 2020 durante la pandemia, según un análisis de S&P Global Commodity Insights. Al mismo tiempo, la de las grandes empresas de energías renovables era sólo del 2%.
Conclusiones para calificar
Esta información suena como una llamada de atención, ya que el mercado parece alentar cada vez más el consumo de combustibles fósiles. Sin embargo, los científicos siguen repitiendo que cada fracción de grado de calentamiento provocado por estas fuentes de energía probablemente cause daños considerables a la supervivencia de la especie humana. Como siempre, existe una verdadera contradicción entre este panorama sombrío que nos espera y los cálculos de los inversores que anticipan ganancias potenciales a corto plazo.
Podemos matizar esta triste observación con este dato recordado por los medios estadounidenses. De hecho, según la Agencia Internacional de Energía, actualmente se invierte casi el doble de dinero en energías limpias que en combustibles fósiles.
Recordemos que esta tendencia de las empresas petroleras a centrarse en fuentes de energía renovables ha estado muy presente en los últimos años. Por ejemplo, os hablamos del parque eólico marino Hywind Tampen en Noruega, que se inaugurará en 2022.
Se espera que en última instancia produzca 94,6 MW y abastece a los campos de petróleo y gas de Snorre y Gullfaks. Suficiente para cubrir el 35% de las necesidades eléctricas de las cinco plataformas afectadas. Por lo tanto, la empresa Equinor se mostró satisfecha con el hecho de que este “Reducirá las emisiones anuales del campo en unas 200.000 toneladas de CO2, lo que equivale a las emisiones de 100.000 vehículos”.
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