Representa a Bélgica desde hace 66 años y esto está lejos de terminar. El Atomium todavía tiene un futuro brillante por delante, en parte gracias a los técnicos de trabajos verticales que lo mantienen durante todo el año.
Durante más de medio siglo, vigila Bruselas y refleja en su muro 66 años de historia belga. Nueve bolas, dieciséis tubos, que abarcan años cuando sólo deberían haber existido durante seis meses.
Para perpetuar este pequeño milagro de la ingeniería, el coraje es parte de las especificaciones. Anthony, responsable del mantenimiento del monumento, nos explica los entresijos de su trabajo.
Y antes que nada, el equipamiento. En el programa: correa de sujeción, mosquetones de todo tipo y sistema de fijación de cuerdas. Equipos de seguridad lejos de ser inútiles. Hay que decir que a una altura de 100 m se calculan todos los movimientos.
“Como estamos bastante altos, es necesario que todo esté permanentemente unido. Por ejemplo, la bolsa con todos los productos, se adjunta“, explica Antonio.
Un día que todos pasan repitiendo los mismos gestos, muy lejos del suelo. Vierta, pula, limpie, una y otra vez. Y para asegurarse de que el Atomium siga brillando, Anthony utiliza una cera secreta.
Desafortunadamente, el clima a veces puede complicar las operaciones. A la primera gota de lluvia o ráfaga de viento, este mismo monumento se vuelve resbaladizo y particularmente peligroso.
Gracias a años de renovación, cientos de evaluaciones y el trabajo de miles de trabajadores, el Atomium sobrevivió a una muerte más que segura.
“Como no estaba hecho para durar, se construyó con aluminio, que era un material muy moderno. Pero inevitablemente, después de x años, el aluminio se ha oxidado y perforado. Y por eso hoy ha sido completamente renovado. (…) y fue necesario cambiar el metal que recubre el Atomium“, explica Julie Almau González, directora general adjunta del Atomium.
Hoy en día, el brillo de su acero inoxidable nunca se da por sentado. La limpieza y el mantenimiento del Atomium es ahora una prioridad. “Se trata de un presupuesto global de unos 70.000 euros al año. (…) Si no mantienes bien el Atomium, no podrás usarlo ni recibir al público. (…)”, añade Julie Almau González.
Si la limpieza se realiza una vez al año, el mantenimiento es constante. Se analizan todos los locales del museo más visitado de Bélgica.
Tommy Oosterbosch, director de una empresa de reparación de cuerdas, explica: “Es muy difícil porque sigue siendo una profesión específica. Obviamente, existe la sensación de que el vacío se acerca, pero también está el hecho de que el trabajo no es físicamente fácil. (…) Es una profesión muy variada, por lo que requiere habilidades en varias áreas.“.
Para agradecerles, Bruselas les ofrece uno de los entornos de trabajo más bellos sobre una bandeja de acero inoxidable, en honor a quienes hacen brillar los monumentos.
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