En marzo de 2021, el director general de Dassault Aviation, Éric Trappier, no ocultó su enfado por el programa MAWS [Maritime Airborne Warfare System]lanzado tres años antes por Francia y Alemania para sustituir el Atlantique 2 de la Armada francesa y el P-3C Orion de la Deutsche Marine por un “sistema de sistemas” que se basará en un nuevo avión de patrulla marítima.
Y con razón: en su momento, Dassault Aviation, cuya reputación en este ámbito estaba bien establecida, fue excluida del estudio de viabilidad y de arquitectura del sistema, confiado a un grupo formado por Thales y tres empresas alemanas, entre ellas Hensoldt, ASG [Elektroniksystem] y Diehl.
“Expulsamos al único que sabe de lo que está hablando”, bromeó Trappier. “¿Quién ha tenido experiencia con aviones de patrulla marítima desde 1958? ¿Quién más? Hicimos el Atlántico, hicimos el Atlántico 2. Hicimos la modernización del Atlántico 2. Hicimos OCÉANO [Optimisation continue de l’entretien de l’Atlantique 2, c’est-à-dire le contrat verticalisé des avions de patrouille maritime, ndlr]. Estamos construyendo aviones de vigilancia marítima. Nuestras habilidades están ahí y no estamos en la mesa del MAWS”, lamentó.
Sin embargo, la decisión alemana de acelerar la retirada de sus P-3C Orion reemplazándolos por P-8A Poseidon adquiridos a Boeing asestó un golpe, sin duda fatal, al MAWS. Esto volvió a poner a Dassault Aviation en la silla de montar para la sucesión del Atlantic 2. Y esto mientras consideraba desarrollar una solución basada en el Falcon 10X, con un alcance de 14.000 km.
Así, en enero de 2023, la Dirección General de Armamento [DGA] le informó de un estudio arquitectónico sobre el “sistema de patrulla marítima del futuro”. Sin embargo, hizo lo propio con Airbus Defence & Space, que pretendía ofrecer un A320 transformado en avión de patrulla marítima [A320 MPA].
Según la DGA, los dos industriales debían presentar propuestas para una “solución económicamente interesante que responda a las necesidades operativas de la Armada francesa en el horizonte posterior a 2030”, dejando la puerta abierta a “la cooperación con otros socios europeos potencialmente interesados”. Y precisar que las innovaciones previstas deberían “verificar la mejora de los sensores, los medios de comunicación, la introducción de lógica basada en la inteligencia artificial o la integración de armas, en particular el futuro barco antimisiles”.
Los estudios notificados a Dassault Aviation y Airbus debían durar dieciocho meses. Sin embargo, sus resultados aún no han sido comunicados por la DGA. Sin embargo, los rumores abundan… especialmente desde que los dos dispositivos competidores fueron destacados durante la feria Euronaval 2024.
Y obviamente, aunque siempre hay que tener cuidado hasta que se haga un anuncio oficial, el Falcon 10X no constituiría la solución preferida por la DGA y la Armada francesa para sustituir al Atlantic 2 en el horizonte 2030. De hecho, según información de La Tribune habría preferido la versión PATMAR del A321XLR. Y precisar que la “decisión fue comunicada a los dos fabricantes”.
Por el momento, Dassault Aviation y Airbus Defence & Space no han hecho ningún comentario. Lo mismo para la DGA.
A priori, la capacidad de transportar municiones, como el futuro misil antibuque FMAN desarrollado por MBDA, fue un criterio determinante para la elección del A321MPA. Así como la posibilidad de contratar una segunda tripulación para misiones de larga duración. Sin embargo, su coste es elevado ya que es del orden de los cien millones de euros.
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