Símbolo de la industria francesa y buque insignia mundial del neumático, Michelin lleva varios meses en crisis. En los últimos años, la empresa ha reducido significativamente su presencia industrial en Francia. cerrar muchos sitios históricos para hacer frente a los principales desafíos económicos y medioambientales.
Una serie de cierres que marcan el territorio francés
Esta semana, el grupo con sede en Clermont anunció el próximo cierre de dos fábricas en Francia, en Cholet y Vannes. Esta decisión, justificado por la caída de la actividad en el sector de neumáticos para camiones y furgonetasestá lejos de ser un caso aislado. Michelin ya ha cesado sus actividades en varias sedes francesas: Poitiers (2006), Toul (2008), Joué-lès-Tours (2014) y La Roche-sur-Yon (2020), lo que ha dado lugar a una serie de despidos.
El objetivo es claro para el grupo: optimizar costes y reorientar sus actividades hacia los sitios más rentables. Michelin, sin embargo, aseguró, a través de su director general, Florent Menegaux, que cada cierre irá acompañado de medidas sociales para apoyar a los empleados en su reconversión. “No dejaremos a nadie atrás“, dijo, refiriéndose al patrimonio social de la empresa.
Un grupo con una herencia social muy arraigada
Fundada en 1889 en Clermont-Ferrand por Édouard Michelin, la empresa empezó con 52 trabajadores fabricando pastillas de freno para bicicletas. Durante el 20th Durante el siglo XIX, Michelin se convirtió en un pilar de la industria francesa y apoyó el desarrollo del automóvil, convirtiéndose en una de las multinacionales francesas más emblemáticas. El “Bibendum”, la mascota histórica de la empresa, se ha convertido en uno de los logotipos más conocidos del mundo.
Más allá de sus productos, la empresa se ha distinguido por un profundo compromiso social. Édouard Michelin implementó un modelo paternalista desarrollando escuelas, cooperativas y ciudades jardín para sus trabajadores, formando así un verdadero tejido urbano alrededor de las fábricas de Clermont-Ferrand. Este modelo social continuó bajo la dirección de François Michelin, nieto del fundador, que dirigió el grupo de 1959 a 1999. A pesar de sus posiciones a veces conservadoras, François Michelin fue reconocido por su “humanismo social”.
Sin embargo, a partir de la década de 2000, la empresa inicia un cambio estratégico. Edouard Michelin, hijo de François, anuncia la eliminación de 7.500 puestos, lo que marca el inicio de una serie de reestructuraciones. En aquel momento, el Primer Ministro Lionel Jospin subrayó que “No podemos esperarlo todo del Estado”. La familia fundadora abandonó progresivamente la dirección y el grupo, bajo Jean-Dominique Senard y luego Florent Menegaux, intensificó sus reformas.
Una transición muy difícil
En un contexto de fuerte competencia global, Michelin ha ido trasladando progresivamente parte de su producción a mercados de menor coste. El grupo ha construido grandes fábricas en Polonia, España, Brasil, China y Tailandia, satisfaciendo la demanda internacional y reduciendo al mismo tiempo los costes de producción. A pesar de estos cierres en Francia, Michelin sigue invirtiendo en el país: Se han inyectado 2.500 millones de euros en los últimos diez años y están previstas nuevas inversiones.
A nivel medioambiental, Michelin reconoce el impacto contaminante de sus neumáticos pero se posiciona como líder en la búsqueda de materiales sostenibles. El grupo se ha fijado un objetivo ambicioso: producir neumáticos fabricados exclusivamente a partir de materiales renovables o reciclados para 2050.
¿Cuáles son los nuevos ejes estratégicos de Michelin?
Florent Menegaux, nombrado en 2018 director de Michelin, se enfrenta a varios retos importantes. Además de gestionar la caída de las ventas de automóviles y la creciente competencia, continúa la estrategia de ampliación y diversificación. Michelin, que hoy factura 28.000 millones de euros y emplea a 132.500 personas en todo el mundo (de las cuales 19.000 en Francia), está ampliando sus actividades más allá de los neumáticos.
Esta orientación tiene como objetivo fortalecer la resiliencia del grupo ante las fluctuaciones del mercado y mantener su posición como líder mundial, a pesar de los desafíos relacionados con la pandemia de Covid-19 y la caída de la demanda en el sector del automóvil.
Los beneficios, aunque ligeramente inferiores, se mantienen por encima de los mil millones de euros en el primer semestre de 2024, lo que demuestra la solidez de la empresa ante las turbulencias del mercado.
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