cómo las ferias comerciales se reinventaron

Escote pronunciado, encaje cincelado, corpiño trabajado con cola caliente… El vestido chocolate del modisto Jérôme Blin y Gaël Clavière, pastelero de Matignon, causó sensación durante el desfile inaugural del Salón del chocolate la semana pasada. Por su apariencia, pero también por la actuación realizada en el escenario, el vestido chocolate se transforma ante los ojos del público.

Después de un breve paso en una cabina climatizada, la modelo vino a presentar el vestido que se derritió en su cuerpo mientras el olor a chocolate se difundía por toda la habitación. Un final destinado a despertar los sentidos de los espectadores y marcar la pauta de esta edición que se esperaba que reuniera a cerca de 90.000 visitantes, su nivel anterior al Covid. « La magia estaba ahí, suficiente para satisfacer a un público entusiasta. », se alegra Marianne Chandernagor, directora de división del Comexposium (SIAL, Salon de l’Étudiant, Vinexpo, Silmo, etc.), que adquirió…