EL DOMINGO DE TRIBUNA – Se debate la fiscalidad del sector marítimo. ¿Qué consecuencias para Marsella Fos?
CHRISTOPHE CASTANER – Nunca olvidemos que antes de distribuir la riqueza hay que producirla. Esto requiere un razonamiento complejo, pero intentemos hacerlo. El debate en torno a la fiscalidad del sector marítimo es fundamental porque afecta directamente a la competitividad de nuestras empresas, especialmente de aquellas que innovan para descarbonizar su actividad. Cualquier recargo fiscal conlleva muchos riesgos. En primer lugar, está la cuestión del impuesto sobre el tonelaje, que a veces no se comprende bien pero que, sin embargo, sigue siendo un pilar esencial de la política marítima en Francia y en Europa. Es profundamente injusto caracterizarlo como una laguna fiscal. Es un régimen fiscal reconocido internacionalmente adoptado por muchas naciones marítimas para garantizar su competitividad. Cuestionarlo sería crear una excepción francesa en materia de fiscalidad marítima, debilitando nuestra posición en un sector ya sujeto a una fuerte competencia internacional.
¿Es necesario recordar que Francia, con 10,9 millones de km² de zona económica exclusiva, tiene el segundo dominio marítimo más grande del mundo? Disponer de una flota mercante soberana es fundamental, tanto para nuestra economía como para nuestra autonomía estratégica. Mientras el populismo invade la soberanía, ¿qué mensaje enviaríamos al mundo sacrificando un sector entero? Seamos realistas: la aplicación del impuesto sobre el tonelaje está ligada al pabellón, pero sólo se necesitan unas horas para cambiar el pabellón de un barco en Europa. ¿Estamos realmente dispuestos a renunciar a una flota que nos permita asegurar nuestro suministro y desempeñar un papel activo en el transporte marítimo mundial? Ya sea para empresas de renombre mundial como CMA CGM (propietaria del grupo La Tribune nouvelle) o para las PYME dedicadas a la innovación marítima, el aumento de los impuestos también correría el riesgo de crear una desventaja competitiva frente a sus rivales europeos y asiáticos, que se benefician de condiciones más favorables. en sus respectivos países.
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La posible supresión de las exenciones de las contribuciones patronales concedidas a las empresas marítimas constituye otro importante motivo de preocupación. Estas exenciones permiten mantener competitivo el coste de los oficiales franceses a nivel internacional. Eliminarlos implicaría un aumento de costes que muchos armadores franceses no podrían afrontar, lo que tendría repercusiones directas en su capacidad para reclutar y retener talento, pero también en su competitividad internacional. También podría perjudicar el atractivo de la bandera francesa, en un momento en el que es esencial reforzar la formación marítima y atraer nuevos talentos en un sector en rápida evolución.
La supresión del Fondo de Intervención Marítima en 2025 podría ser otro golpe para el sector. Este fondo permitió apoyar proyectos innovadores y financiar iniciativas esenciales para modernizar la infraestructura portuaria, particularmente en nuestro Puerto. El sector marítimo es, por su propia naturaleza, uno de los más globalizados. Francia, con su rica historia marítima y su acceso privilegiado al Mediterráneo, debe luchar para mantener a sus empresas y armadores en una posición de fortaleza. No habrá grandes puertos franceses sin armadores franceses.
¿Los indicadores de competitividad del sector marítimo avanzan más hacia la descarbonización que hacia el volumen de mercancías?
El volumen de mercancías sigue siendo un indicador importante, pero hoy la verdadera competitividad se mide por la capacidad de un puerto de seguir una lógica de descarbonización. En el Puerto hemos tomado ventaja en la estructuración de proyectos en torno al hidrógeno verde y las energías renovables. Estas innovaciones nos permiten atraer empresas que comparten nuestra visión de reindustrialización sostenible. Ya no se trata sólo de ser un punto de tránsito de mercancías, sino de convertirse en un actor importante en la transición energética a escala europea. Estamos pasando de un puerto petrolero a un puerto multienergético. Como os decía, estamos planeando un ambicioso plan de inversiones en los próximos años para apoyar esta transformación, modernizar nuestras infraestructuras y desarrollar proyectos innovadores, como la electrificación de plataformas, las energías renovables y la captura de carbono. Este punto de inflexión estratégico es fundamental para atraer inversores y empresas, ofreciéndoles soluciones adaptadas a la transición energética.
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El proyecto de la línea de alta tensión de 400.000 voltios, apoyado por RTE, es objeto de debate. ¿Existe riesgo para los grandes proyectos energéticos del puerto?
De hecho, el acceso a suficiente energía eléctrica es decisivo para nuestro futuro. Los proyectos que estamos desarrollando en Marsella Fos, en particular los relacionados con el hidrógeno verde, son esenciales para la descarbonización del sector marítimo y la soberanía industrial de Francia. La zona industrial-portuaria de Fos-sur-Mer, una de las más grandes de Europa, es un motor de la industria nacional pero también, hay que tenerlo claro, una fuente importante de emisiones de gases de efecto invernadero. La descarbonización es una emergencia absoluta que requiere un acceso seguro a energía libre de carbono. La estrategia del puerto de Marsella Fos se centra en esta descarbonización con proyectos como H2V para hidrógeno verde, GravitHy para hierro reducido con bajas emisiones de carbono y Carbon para paneles fotovoltaicos. Estos proyectos, esenciales para la reindustrialización del territorio sin carbono, requerirán 2.400 MW de electricidad de aquí a 2029. Otros proyectos, como NéoCarb para combustibles sintéticos, aumentarán esta demanda hasta 2.900 MW. En todo el Golfo de Fos, se esperan más de 6.000 MW de demanda de conexión a la red eléctrica de aquí a 2030, casi el equivalente a la potencia máxima actual de toda la región de Provenza-Alpes-Costa Azul. Es crucial repensar el suministro eléctrico de la región para apoyar estos grandes proyectos industriales, esenciales para la soberanía energética y la reindustrialización verde de Francia. La cuestión no es sólo local, debemos hacer todo lo posible para garantizar que estos proyectos tengan éxito.
¿La electrificación de los barcos en muelle es una respuesta a las polémicas en el sector de los cruceros?
En 2017 establecimos los primeros hitos del proyecto “Conexión eléctrica de buques en el muelle (CENAQ) – Paradas sin humo”, pero esto no es de ninguna manera una respuesta calurosa a los acontecimientos actuales. Esta tecnología permite reducir significativamente las emisiones contaminantes suministrando electricidad a los barcos cuando están parados. Este año, el Consejo de Supervisión del Puerto aprobó una nueva inversión de 88 millones de euros para ampliar la infraestructura del CENAQ, que se suma a los 81 millones de euros ya invertidos en una primera fase que permitió equipar los muelles que acogen los transbordadores mixtos hacia Córcega. ferries internacionales y, de aquí a 2025, cruceros. De aquí a 2028, el Puerto ofrecerá esta solución a todo tipo de buques, ya sean en puerto o en reparación, superando así las exigencias del reglamento europeo AFIR, que exige la electrificación del muelle de aquí a 2030. Un estudio encargado al Pôle Mer Méditerranée lo ha hecho posible medir el impacto del sistema CENAQ y las regulaciones en la calidad del aire. Los resultados son edificantes. Muestran que en 2026, a pesar de un ligero aumento del tráfico, las emisiones de dióxido de azufre disminuirán un 60% y las de partículas finas un 48%, gracias a la combinación del CENAQ, el establecimiento de un control de emisiones en el Mediterráneo y Progreso tecnológico en los barcos.
La dotación de inversiones acordada para 2024 asciende a 118 millones de euros. ¿Qué pasa con los próximos años?
En 2025, continuaremos la trayectoria inversora iniciada como parte del nuevo proyecto estratégico de cinco años. De aquí a 2030, el puerto de Marsella Fos prevé invertir 1.200 millones de euros en proyectos de estructuración, con un aumento gradual de su potencia a lo largo de los años. Estas inversiones se centrarán en las cinco ambiciones definidas por nuestra visión 2050: el desarrollo del tráfico y la logística, el liderazgo en el sector de pasajeros, la creación de un centro energético “verde”, la reindustrialización baja en carbono y el desarrollo de la tecnología digital. Estas cinco ambiciones reflejan nuestro deseo de transformar Marsella Fos en un puerto de nueva generación, capaz de afrontar los desafíos económicos, medioambientales y tecnológicos de las próximas décadas. Cada inversión estará diseñada para fortalecer nuestros numerosos activos estratégicos y garantizar la competitividad a largo plazo del puerto.
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