Fiat 500e | Número de emergencia

El telón parecía haber caído definitivamente sobre Fiat en Canadá. De nuevo. Pero la marca italiana tiene esta capacidad, en ocasiones, de volver a estar en primer plano y hoy se la debe al Fiat 500e. Esto parece aún más esencial a los ojos de su grupo automovilístico, que hasta la fecha no tiene ningún producto totalmente electrificado en sus salas de exposición norteamericanas. Por tanto, el 500 se encarga de ocupar este vasto espacio, pero ¿por cuánto tiempo?

Desde su lanzamiento en Europa en otoño de 2020, el éxito ha estado llamando a sus puertas. Desde entonces, el golpe ha amainado. Además, hace apenas unos días, la fábrica italiana encargada de darle formas y colores suspendió temporalmente sus actividades. La oferta supera con creces la demanda. El producto no es el problema, sino el segmento que ocupa. Las políticas divergentes en materia de incentivos ecológicos en el mercado europeo están frenando el crecimiento de los vehículos eléctricos.

De este lado del Atlántico, la situación no es muy diferente, pero Fiat y los directivos norteamericanos del grupo Stellantis sólo ven ventajas. En primer lugar, una oportunidad no demasiado cara de vender unidades adicionales del 500 y, por tanto, de reducir las sanciones económicas impuestas por determinados gobiernos a estos fabricantes que no alcanzan los objetivos medioambientales fijados.

Dejemos la política de lado. Centrémonos más bien en la tecnología de este Fiat que, a pesar de las apariencias, no tiene nada que ver con el modelo que ya conocemos. Además, se basa en una arquitectura cuyos días parecen contados. De hecho, Stellantis ya ha anunciado la creación de una nueva plataforma (nombre en clave STLA-Small) para los coches pequeños del grupo. Este es un buen indicador de que en su forma actual, este número 500 no durará mucho más. Otro indicio: se está diseñando una nueva batería más económica (producida en China y no en Corea del Sur como ocurre actualmente) y que ofrezca mejores prestaciones (más autonomía). Y todo hace pensar que se instalará a bordo de la próxima versión prevista para 2026. Aquí hay historias para mañana…

Volvamos al 500e actual que, a pesar de tener un aspecto similar al del 500 vendido en Canadá hasta 2019, es más largo, alto y ancho. Sin embargo, este aumento de dimensiones no influye en la habitabilidad de este vehículo. Los asientos traseros siguen siendo tan comedidos como antes. La dificultad para alcanzarlos o salir de ellos también. El maletero no es muy generoso y la ausencia de un pequeño espacio bajo el capó resulta decepcionante.

Se han rediseñado los espacios interiores de presentación y almacenamiento, se ha modernizado la consola central, se ha instalado un nuevo sistema multimedia y se ha mejorado la insonorización. Por otro lado, los asientos no resultan muy cómodos en distancias largas. El asiento carece de relieve y ofrece poco apoyo. Lástima, porque allí nos sentimos bien. El ambiente es colorido y este interior desprende tanto buen humor que nos olvidamos de la textura algo pobre de ciertos materiales.

Discreto y lineal, el motor que lo impulsa consigue unas prestaciones satisfactorias teniendo en cuenta el carácter tan urbano de este modelo. Hay tres modos de personalización, pero solo uno ofrece algo parecido a la conducción con un solo pedal.

El 500e no renuncia en modo alguno a las cualidades intrínsecas de las generaciones anteriores. En particular su mínimo radio de giro, que casi le permite girar sobre sí mismo, o la agilidad que demuestra en el tráfico. La capacidad de respuesta directa de su propulsión eléctrica y los movimientos corporales muy bien contenidos lo hacen aún más divertido. Aunque la distancia entre ejes ha aumentado ligeramente, las suspensiones se mantienen rígidas y soportan con firmeza las deformaciones de la carretera. La dirección puede parecer lenta al principio, pero en realidad ofrece poca sensación. Por otro lado, la parte delantera se agarra con fuerza en las curvas y ayuda a dar confianza al volante.

Aunque brilla en un entorno urbano, la pequeña italiana no teme a las autopistas. Resulta estable, bastante silencioso a velocidad de crucero, pero un poco sensible a los vientos laterales.

Este 500e ya no pretende reinventar el automóvil, sino que se revela como un modelo asequible, empático, pensado para la ciudad con las concesiones que ello implica y las ventajas que aporta. Pero, ¿es esto realmente lo que buscan los consumidores norteamericanos? Hay lugar para la duda.