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Los franceses prefieren mirar el teléfono antes que la carretera.

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La seguridad vial en Francia está experimentando una evolución contrastante. Por un lado, estamos viendo avances en materia de velocidad y consumo de alcohol al conducir. Por otro lado, crece un nuevo flagelo: el uso de teléfonos inteligentes. Según el 20.º barómetro de AXA Prévention, publicado el 30 de septiembre de 2024, los franceses parecen preferir sus pantallas a la seguridad, y esta tendencia preocupa a las autoridades.

La velocidad y el alcohol en declive

Desde hace dos décadas, las campañas de sensibilización y el fortalecimiento de las regulaciones han dado sus frutos. En 2004, el 14% de los conductores admitieron haber conducido después de beber más de cuatro vasos de alcohol. Hoy, esta cifra se ha reducido al 7%.según el 20º barómetro de Axa Prévention. Este progreso es significativo e ilustra el impacto de mayores controles y mensajes repetidos sobre los peligros de conducir en estado de ebriedad. Los días de minimizar los riesgos asociados con el consumo de alcohol han quedado atrás. A partir de ahora, los automovilistas están más atentos, conscientes de las consecuencias y sanciones.

El exceso de velocidad también ha experimentado una marcada reducción. La velocidad de conducción a 160-170 km/h en autopistas, que en 2004 afectaba al 29% de los automovilistas, hoy sólo representa el 8%. Es un éxito para la seguridad vial, favorecida por los radares automáticos y el énfasis puesto en el respeto de los límites de velocidad. Los equipamientos de seguridad también están cada vez más extendidos: el 62% de los ciclistas llevan casco, frente al 53% en 2021, y los usuarios de scooters también están adoptando estas medidas de seguridad.

Estas mejoras no son sólo el resultado de las regulaciones, sino también de la responsabilidad de los conductores. Los franceses son cada vez más conscientes de que la carretera es un espacio colectivo y que la seguridad exige sobre todo un comportamiento responsable. Pero si bien algunos riesgos están disminuyendo, otros están surgiendo y fortaleciéndose.

8 de cada 10 franceses miran su teléfono mientras conducen

A pesar de los esfuerzos por mejorar la seguridad vial, un mal hábito persiste y está empeorando: usar el teléfono mientras se conduce. Según el 20º barómetro de AXA Prévention, el 80% de los automovilistas admiten utilizar su smartphone mientras conducen. Una cifra alarmante, sobre todo cuando sabemos que en 2004 eran sólo el 22%. Hoy en día, se ha convertido en una norma peligrosa: 46% de los automovilistas afirman hacer llamadas telefónicas mientras conducen, 31 %enviar SMS y 41 % configurar su GPS mientras conducen. Estas distracciones son peligros reales, ya que reducen considerablemente el tiempo de reacción ante imprevistos. La situación es aún más preocupante entre los conductores de vehículos profesionales. 97% de ellos admite utilizar su teléfono mientras conduce, frente al 20% de los motociclistas. Sin embargo, es bien sabido que compaginar las tareas profesionales con la conducción aumenta considerablemente el riesgo de sufrir accidentes.

Muchos conductores consideran erróneamente que el uso de teléfonos inteligentes es trivial. Mientras que el 91% de los automovilistas considera inaceptable conducir bajo los efectos del alcohol, sólo el 15% considera que utilizar el teléfono” intolerable ». Sin embargo, la conducción distraída está implicada en 10 % accidentes corporales, pero estos accidentes podrían haberse evitado si la concentración permaneciera en la carretera y no en la pantalla. El uso de smartphones se ha convertido en el nuevo reto de la seguridad vial. Es un” distractor » omnipresente, que poco a poco está sustituyendo viejos comportamientos de riesgo. Los franceses ahora deben aprender a dejar el teléfono y recuperar el control total de su vehículo. La carretera requiere atención total, y cada segundo de distracción puede resultar costoso, no sólo para la persona que conduce por ella, sino también para todos los demás usuarios.

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