ENTREVISTA – En un contexto global cada vez más inestable, el espacio se ha convertido en un terreno competitivo y un El Dorado donde intervienen múltiples actores.
Este artículo proviene de la Revista Figaro.
La época en la que la carrera por las estrellas se desarrollaba principalmente entre superpotencias ha terminado y el status quo que hacía del espacio un mundo reservado únicamente a los estados nacionales hace mucho que se hizo añicos. Ahora, un puñado de empresas privadas, impulsadas por el sector de las telecomunicaciones en rápido crecimiento, están librando una verdadera guerra económica y tecnológica en la que casi todo vale.
Si la mayoría de ellos tienen su sede en Estados Unidos o forman parte de Gafam, estos gigantes de las nuevas tecnologías, otros, en China o la India, exigen a su vez su parte del pastel. Convencidos del futuro de las superconstelaciones de satélites para responder a la evolución de las necesidades de conexión de las poblaciones, del transporte marítimo, por carretera o aéreo o, más ampliamente, de la llegada prevista de objetos conectados, los magnates tecnológicos, Elon Musk y Jeff Bezos en mente, sueñan con privatización…
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