La escasez de viviendas en Ciudad del Cabo expulsa a los pobres de la ciudad – Mi Blog
DayFR Spanish

La escasez de viviendas en Ciudad del Cabo expulsa a los pobres de la ciudad – Mi Blog

-

Hileras de chabolas bordean un campo desolado cerca del Aeropuerto Internacional de Ciudad del Cabo: cuando Ursula Felkers aterrizó aquí en 2007, pensó que se quedaría solo unos meses. Pero los altos alquileres y la escasez de viviendas la han mantenido aquí, lejos de todo.

La mujer de 43 años aterrizó en Blikkiesdorp – “ciudad de latas” en afrikáans – después de ser desalojada de su apartamento en Woodstock, un barrio de moda de Ciudad del Cabo, por el nuevo propietario.

Originalmente destinado a “viviendas de emergencia”, el sitio, a 25 kilómetros del centro de la ciudad, fue noticia en 2010 cuando el ayuntamiento fue acusado de trasladar allí a miles de personas sin hogar antes de la Copa Mundial de fútbol de Sudáfrica.

“La municipalidad nos dijo inicialmente que sería por entre tres y seis meses”, explica Felkers a la AFP en su choza de dos habitaciones, un conjunto de láminas de zinc cubiertas de óxido. Pero un proyecto inmobiliario cercano no se ha completado. “Dieciséis años después, ¡seguimos esperando!”.

“En verano hace un calor sofocante. En invierno, es como un congelador”, describe.

Alrededor no había tiendas ni servicios, ningún sitio donde ir o trabajar, mientras que “en Woodstock teníamos acceso a todo: podíamos ir andando al pueblo, al parque, al supermercado o a la carnicería de enfrente”, recuerda la cuarentona.

Su nombre figura entre otros 340.000 en el registro de solicitantes de vivienda de Ciudad del Cabo, una metrópolis de unos 5 millones de habitantes.

Y su familia es una de los 2,3 millones de personas que están en la lista nacional de espera de vivienda, la mayoría de ellos negros o mestizos, desplazados por la fuerza bajo el régimen segregacionista del apartheid que terminó hace 30 años, en 1994.

– Segregación espacial –

Sudáfrica ha tenido “más de 300 años de planificación urbana explícitamente racista, que decidió dónde debían vivir los diferentes grupos y ese legado sigue muy vivo hoy en día”, dice Nick Budlender, miembro del grupo de defensa de la vivienda Ndifuna Ukwazi.

La segregación espacial que dejó el apartheid sigue siendo fuerte en Ciudad del Cabo.

La costa y el centro de la ciudad están poblados principalmente por gente blanca y turistas.

Los negros o mestizos habitan sobre todo los suburbios y sus municipios, barrios mal equipados, superpoblados y desfavorecidos. Sus habitantes están “más lejos del trabajo, de la escuela y de todo lo esencial para una vida digna y una oportunidad de ascenso social”, subraya Budlender.

Desde que su marido murió a causa de una bala perdida en la puerta de su chabola en 2015, Ursula Felkers depende de la asistencia social para criar a sus dos hijos. Todo ese dinero se destina a pagar la matrícula escolar de su hijo, unos 1.000 rands (50 euros) al mes.

“Me cuesta 50 rands solo por volver a la ciudad y entregar mi CV”, explica. “Si todavía viviera en la ciudad, ya tendría un trabajo”.

– “Un papeleo vertiginoso” –

El ayuntamiento de Ciudad del Cabo aprobó en los últimos años la construcción de 10.000 viviendas en terrenos bien ubicados, declaró a la AFP el vicealcalde Carl Phophaim, pero la financiación sigue siendo un gran problema.

La ciudad “ha liberado más tierras en los últimos dos años que en los diez años anteriores”, pero “el papeleo es asombroso”, dijo el alcalde Geordin Hill-Lewis el mes pasado.

Al mismo tiempo, el número de anuncios en Airbnb se ha disparado. La plataforma de alquileres vacacionales en línea cuenta con alrededor de 23.500 anuncios en Ciudad del Cabo, más que ciudades tan turísticas como Ámsterdam o Barcelona, ​​según InsideAirbnb, un sitio que recopila datos sobre el impacto de Airbnb en las zonas residenciales.

Al “eliminar por completo decenas de miles de viviendas del mercado inmobiliario”, Airbnb contribuye a la “explosión” de los alquileres, acusa Budlender.

Una crítica que la plataforma estadounidense desestimó y aseguró a la AFP que casi la mitad de los anfitriones afirman que estos ingresos adicionales les permiten pagar el alojamiento.

Su exilio hace que la Sra. Felkers sienta el peso de la historia.

Sus abuelos se vieron obligados a abandonar el Distrito Seis, un barrio cosmopolita y multicultural en el corazón de Ciudad del Cabo, durante una vasta operación de desplazamiento forzado de sus habitantes decidida a finales de los años 1960 por el gobierno del apartheid para convertirlo en un distrito reservado a los blancos.

cadena/br/ayv/liu

Related News :