En Túnez, las mujeres pescadoras luchan contra la desigualdad y el cambio climático – Mi Blog
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En Túnez, las mujeres pescadoras luchan contra la desigualdad y el cambio climático – Mi Blog

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La pescadora tunecina Sara Souissi prepara su red cerca de la costa de las islas Kerkennah, al sur de Túnez, el 8 de agosto de 2024. (Mohamed KHALIL)

En la costa de las islas Kerkennah, en Túnez, Sara Souissi rema en su pequeño barco pesquero. Es una mujer poco común en una profesión dominada por los hombres y lucha contra los estereotipos de género y los problemas ambientales que amenazan su sustento.

“Me encanta el mar y me encanta pescar, por eso persistí, aunque la sociedad no acepte realmente que las mujeres pesquen”, explica a la AFP Souissi, de 43 años, que persigue esta pasión desde la adolescencia.

En este sector esencial en Túnez, que representa alrededor del 13% del PIB incluida la acuicultura, las mujeres desempeñan “un papel activo y variado en todo el sector”, pero poco reconocido, según un estudio reciente de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Aunque no existen estadísticas sobre su peso exacto sobre los 44.000 pescadores en total en 2023 según el Observatorio Nacional de Agricultura, el 60% de los activos de la economía informal del país son mujeres.

Las mujeres pescadoras “a menudo no son consideradas como verdaderas trabajadoras” por sus homólogos masculinos y tienen menos acceso a apoyo, capacitación y bancos que las clasifican como “prestatarios de alto riesgo”, según la FAO.

Quienes trabajan junto a parientes varones, en parte debido a una legislación que los pone en desventaja en términos de derechos de propiedad, “son percibidos como trabajadores familiares no remunerados”, señala el estudio.

En Raoued, al norte de Túnez, la asociación de pesca sostenible TSSF organizó en junio una sesión de formación para mujeres que ejercen la pesca. “La idea es crear recursos adicionales (para las familias, ndlr) y, al mismo tiempo, adaptarse al contexto del cambio climático, la disminución de los recursos marinos y las malas prácticas pesqueras”, explicó a la AFP Ryma Moussaoui, coordinadora del taller.

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Pero en este día, la principal ambición de la mayoría de las mujeres es ayudar a los hombres que las rodean. “Mi marido y mi padre son pescadores”, explica Safa Ben Khalifa, una participante, para quien su principal contribución será “fabricar redes de pesca”.

– cambio climático –

Por el contrario, Sara Souissi valora su independencia y está orgullosa de su contribución al hogar que dirige con su marido, también pescador, y su hijo.

Además de los prejuicios de género, también se enfrenta a desafíos como el calentamiento de los océanos que está golpeando duramente a su archipiélago, a 300 km al sur de Túnez. En agosto, el Mediterráneo batió récords de temperaturas con una media diaria de 28,9 grados, lo que hace que sus aguas sean inhabitables para algunas especies.

A lo largo de los 1.300 kilómetros de costa de Túnez, la presión sobre la vida silvestre se ve agravada por la sobrepesca y métodos insostenibles como las trampas de plástico utilizadas para atrapar peces o las redes de arrastre pelágicas que rastrillan el lecho marino y destrozan los lechos de pastos marinos, los nidos de los peces y las zonas de reproducción.

“No respetan las reglas, pescan todo lo que pueden, incluso fuera de los períodos de pesca autorizados”, lamenta Souissi, con gorra blanca, sobre algunos de sus colegas.

Otro problema importante es la contaminación.

Al sur de Kerkennah, los recolectores de almejas crearon una asociación en 2017 para desarrollar esta actividad en Skhira, en el Golfo de Gabès, a 350 km al sur de Túnez.

– “No hay otros trabajos” –

La asociación permitió a unas cuarenta mujeres “liberarse de los intermediarios” a través de los cuales exportaban a Europa, recibiendo únicamente una décima parte del precio final de venta, explicó a la AFP Houda Mansour, su presidenta.

Pero en 2020, ante el descenso de las poblaciones de este marisco, diezmadas por la contaminación y el calentamiento global, el gobierno prohibió la recolección y la asociación cerró sus puertas.

“No tienen título y no encuentran otro trabajo”, explica Mansour, que se ha formado en repostería.

Las almejas no son la única especie que sufre las consecuencias de las aguas contaminadas y sobrecalentadas del golfo de Gabès, que se han “vuelto desfavorables para la vida de los peces”, según Emna Benkahla, investigadora de la Universidad El Manar de Túnez. Para la investigadora, es necesario trabajar hacia una pesca más sostenible porque la disminución general de los recursos pesqueros “sin duda agravará el desempleo”.

Con su barca sin motor y sus pequeñas redes, la señora Souissi es una pionera y no tiene intención de dejar su trabajo: “¿Quedarse en casa y hacer las tareas domésticas? De ninguna manera, quiero seguir pescando”.

abuelita/antiguamente/vl

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