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El déficit climático anual se estima en más de 43 mil millones de dírhams hasta 2030

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Ante las fluctuaciones climáticas cada vez más intensas, los agricultores marroquíes, que constituyen el núcleo del sector económico, ven cómo su resiliencia se refuerza progresivamente gracias a importantes medidas compensatorias. Marruecos se enfrentará a un déficit anual de 4.500 millones de dólares en financiación climática en los próximos años.

En los últimos diez años, las indemnizaciones de las aseguradoras han demostrado ser un salvavidas esencial, ya que compensan parcialmente las pérdidas causadas por los riesgos climáticos, en particular la sequía. En concreto, la Mutua Marroquí de Seguros Agrícolas (MAMDA), una de las principales empresas del sector, ha distribuido una suma considerable de 3.800 millones de dírhams en concepto de indemnizaciones a los agricultores en los últimos cinco años. Sin embargo, estas medidas, aunque importantes, ya no son suficientes ante la intensificación de las amenazas climáticas. Por tanto, es imperativo revisar los sistemas de seguros para garantizar una protección adecuada y sostenible.

Si bien las compensaciones proporcionadas por MAMDA han reforzado sin duda la solidez económica de los agricultores marroquíes, la evolución impredecible del clima exige una adaptación de las estrategias de seguros. La agregación de riesgos, junto con un enfoque innovador de la cobertura climática, se perfilan como posibles soluciones para superar las deficiencias de los sistemas actuales. Se están estudiando nuevas fórmulas de seguros que integren tecnologías modernas, como los satélites para la evaluación de pérdidas, con el fin de garantizar una mayor resiliencia.

Al mismo tiempo, Marruecos se enfrenta a otro gran desafío: un déficit de financiación climática estimado en más de 100 millones de dólares al año hasta 2030, según revela un informe de Bloomberg citado por su filial Asharqbusiness. Este desafío financiero subraya la urgencia de comprometer inversiones adicionales en proyectos verdes, que son esenciales para alcanzar los ambiciosos objetivos climáticos del país.

En una respuesta estratégica, llevada a cabo conjuntamente por el Ministerio de Economía y Finanzas, el banco central Bank al-Maghrib (BAM), así como la Autoridad Marroquí del Mercado de Capitales, Marruecos pretende aumentar significativamente la contribución del sector privado en las iniciativas medioambientales. El objetivo fijado para finales de la década es ambicioso: aumentar esta contribución entre un 30 y un 50%. Este proyecto ofrece importantes perspectivas para los inversores privados, animándolos a participar en proyectos de energía renovable y movilidad eléctrica.

Marruecos ha reafirmado su compromiso en el escenario internacional al comprometerse a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 45,5% para 2030 y alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. La estrategia nacional para alcanzar estos objetivos incluye iniciativas sectoriales innovadoras y una adhesión constante a los acuerdos climáticos mundiales, como el Acuerdo de París.

La hoja de ruta propuesta incluye una serie de iniciativas para diversificar las fuentes de financiación, como la introducción de productos de ahorro e inversión ecológicos, el desarrollo de un mercado voluntario de carbono y el establecimiento de un marco legislativo para los bonos verdes. Además, las pruebas de resistencia climática para el sector financiero serán parte integral del plan, garantizando así la resiliencia del sistema ante las perturbaciones ambientales.

En consonancia con este espíritu de innovación y transición hacia una economía sostenible, el Gobierno marroquí también apuesta por la promoción del vehículo eléctrico y el desarrollo de colaboraciones público-privadas, consideradas como instrumentos clave para impulsar la inversión. En particular, estas colaboraciones serán esenciales para proyectos como la desalinización de agua de mar, destinada a mitigar los impactos de la escasez de recursos hídricos.

A nivel mundial, la financiación climática alcanzó aproximadamente 1,3 billones de dólares en 2022, y casi la mitad provino del sector privado. Esta tendencia representa una oportunidad sin precedentes para que Marruecos atraiga capital extranjero y local para su transición verde.

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