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Portugal intenta controlar los últimos incendios forestales

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Tras el calor sofocante y los fuertes vientos que azotan el país desde el fin de semana, las temperaturas han descendido y las previsiones incluso prevén lluvias para el viernes. A última hora de la mañana del jueves, Protección Civil sólo había registrado seis incendios importantes, movilizando a unos 1.200 bomberos en los distritos de Aveiro (norte) y Viseu (norte).

En la noche del miércoles al jueves, los bomberos lograron contener los incendios que asolaban la región de Aveiro en los municipios de Agueda, Albergaria-a-Velha, Oliveira de Azeméis y Sever do Vouga, en un perímetro de unos cien kilómetros. Según una estimación facilitada el miércoles por el Observatorio Europeo Copernicus, al menos 15.000 hectáreas de vegetación han sido destruidas en esta zona del país.

Cinco muertos y 100.000 hectáreas quemadas

Según datos del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (Effis), la superficie total afectada por los incendios de los últimos días podría superar las 100.000 hectáreas, diez veces más que la superficie quemada desde principios del verano.

El balance de los últimos días asciende a cinco muertos, entre ellos cuatro bomberos, y 77 heridos, 12 de ellos de gravedad. Decenas de casas han sido destruidas o dañadas.

Las tragedias vividas en los últimos días en Portugal han hecho revivir el recuerdo de los mortíferos incendios de 2017, que dejaron 119 muertos. Desde entonces, el país ibérico ha multiplicado por diez la inversión en prevención y ha duplicado su presupuesto para combatir los incendios forestales, consiguiendo reducir la superficie quemada en dos tercios de media cada año. Hasta la semana pasada, este verano parecía confirmarse la tendencia de reducción de las pérdidas relacionadas con los incendios.

Bosques de eucaliptos “abandonados”

Pero en términos de gestión forestal, con grandes extensiones de tierra abandonadas y cubiertas de eucaliptos, una especie que favorece la propagación de incendios, hoy “la situación es peor que en 2017”, explicó a la AFP el ingeniero forestal Paulo Pimenta de Castro.

Según el experto, Portugal cuenta con unas 900.000 hectáreas de bosques de eucaliptos, que se utilizan para producir pasta de papel, pero dos tercios de ellos están “abandonados o mal mantenidos”. Sin embargo, añade, los incendios de esta semana han afectado “sobre todo a zonas pobladas principalmente por eucaliptos”.

Causas “criminales”

En su último informe anual, el organismo gubernamental encargado de coordinar los esfuerzos de prevención y control de incendios tras el oscuro año 2017 ya había advertido de un debilitamiento de la “determinación política” en favor de las reformas consideradas necesarias. “Todavía no podemos decir que el país esté a salvo de graves incendios rurales”, advirtió la Agencia para la Gestión Integrada de Incendios Forestales (AGIF).

El primer ministro, Luis Montenegro, que lidera un gobierno de derecha moderada en el poder desde marzo pasado, anunció la creación de un “equipo especializado” para investigar las causas “criminales” de los incendios. La gendarmería dijo haber arrestado a siete presuntos pirómanos entre el sábado y el martes.

Cambio climático

Otros, como el presidente de la Liga de Bomberos, Antonio Nunes, criticaron el mando de la Autoridad Nacional de Protección Civil. “El domingo, cuando se declaró el estado de alerta, creemos que habría sido necesario reforzar aún más las regiones donde se sabía que el más mínimo incendio podría ser catastrófico”, dijo a los medios locales.

Los científicos creen que las olas de calor y las sequías cada vez más intensas están favoreciendo los incendios forestales y son consecuencias del cambio climático, que afecta especialmente a la Península Ibérica.

(AFP-AFP)

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