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Goulash o boloñesa: en Hungría, los helados que dividen a los gourmets
Tres bolas de salchicha o espaguetis a la boloñesa… En Hungría, una heladería causa sensación este verano y llena su caja registradora con su menú de sabores confusos. “A mediados de julio, probamos los sabores de cerveza y de patatas fritas para conseguir algo de publicidad y los clientes se quedaron alucinados”, explica a la AFP Robert Reinhardt, el gerente de esta tienda situada en Tatabanya, a 65 km al oeste de Budapest. Tras recibir peticiones más o menos disparatadas de los internautas divertidos, se metió en el juego y creó todo tipo de recetas basadas en platos locales como el gulash o el pollo con pimentón, o internacionales como los huevos revueltos con beicon o la salsa carbonara. No se trata de una simple iniciativa de marketing “en tono de broma. Me di cuenta de que se pueden conseguir sabores realmente buenos”, dice el travieso dueño de 44 años mientras la gente se agolpa en su pastelería, llamada “Roberto”. ¿Callos, carne picada, pepinos encurtidos? Los que busquen un refresco gourmet están de enhorabuena. Sobre todo la más joven: Zeteny Kiss, de 10 años, cuya “lengua está acostumbrada a los dulces”, hace pucheros mientras prueba un cucurucho con la punta de los labios. Su padre, Krisztian Kiss, un abogado de 43 años del otro lado del país, no habría hecho el desvío a propósito, pero “teníamos que probar” este nuevo fenómeno ya que estaban de visita en la zona. Se sorprende gratamente al encontrar los sabores que se presentan en estos helados atípicos. Ildiko, masajista de profesión que no quiere dar su apellido, recibió una muestra gratuita para probar la docena de sabores antes de hacer su elección. “Para mí, será sopa de tomate, queso de oveja con eneldo y queso empanado”, sonríe, y ya tiene previsto volver para probar estos “helados sorprendentes pero deliciosos”. “Estamos un poco abrumados y buscamos constantemente personal porque no esperábamos tal explosión” de multitudes, dice Ena, la señora Reinhardt en la ciudad, al mando con su marido. Los felices comerciantes esperan fidelizar a sus clientes, con un comedor siempre lleno. Los medios de comunicación han hablado de estas creaciones, para bien o para mal. En las redes sociales, las opiniones también están divididas, y algunos comentaristas las califican de “repugnantes” o las recomiendan “solo para los que tienen un estómago fuerte”. Sea como fuere, la apuesta ha dado sus frutos: los vídeos de TikTok publicados por la heladería atraen decenas de miles de visitas, llegando incluso al millón en un país de menos de 10 millones de habitantes. A 1,27 euros (500 florines) por bola, la facturación se ha más que triplicado en comparación con el verano pasado y ya está en marcha un proyecto para abrir una segunda tienda en la capital.ros/bg/anb/mr
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