En vídeo – La historia del dinero nazi escondido en los bancos suizos

En vídeo – La historia del dinero nazi escondido en los bancos suizos
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Publicado el 9 de enero de 2025 a las 20:05 horas. / Modificado el 10 de enero de 2025 a las 08:08.

Entre 1940 y 1945, en plena Segunda Guerra Mundial, los bancos suizos y el Banco Nacional Suizo (SNB) compraron oro al Reichsbank alemán. El importe total asciende, según un primer informe, a entre 1,3 y 1,45 mil millones de francos suizos. Hay que señalar que, al mismo tiempo, se vendieron o adelantaron a los aliados aproximadamente 2,5 mil millones de francos. Al ser Suiza neutral, el franco suizo se convirtió en el único medio de pago internacional durante la guerra.

El problema con el oro alemán es que fue tomado de forma ilícita. Después de la guerra se descubrió que procedía de las reservas de los bancos centrales de Holanda y Bélgica, pero también, en parte, de las víctimas de los campos de concentración.

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Una estrategia para evitar la invasión

El BNS, según sus propios archivos, dudaba del origen de este oro a partir del verano de 1941. Pero continuó sus compras, con la aprobación del Consejo Federal. Su cálculo en ese momento era que tal estrategia protegería a Suiza de una invasión alemana. Después de la guerra, Suiza firmó el Acuerdo de Washington en 1946. Por su comportamiento ambiguo con la Alemania nazi, acordó pagar una multa de 250 millones de francos y arrojar luz sobre los relatos no reclamados de las víctimas judías de la persecución nazi. Pero los banqueros suizos se oponen, alegando secreto bancario. Comienza la Guerra Fría y distrae la atención de los Aliados.

Tras la caída del Muro de Berlín en 1989 y el fin de la Guerra Fría, el Congreso Judío Mundial aprovechó la apertura de los países exsoviéticos para intentar encontrar propiedades robadas a los judíos por los nazis y los comunistas. Fue durante esta investigación, centrada principalmente en las cuentas embargadas, que la organización descubrió la existencia en bancos suizos de cuentas que habían pertenecido a víctimas judías del nazismo y que habían quedado embargadas, es decir, sin herederos conocidos. Los descendientes de estas personas intentaron, en vano, obtener información de los bancos. Estos se esconden tras el secreto bancario.

Dos comisiones de investigación

El Congreso Judío Mundial, con sede en Estados Unidos, inició entonces una campaña de presión contra Suiza. En 1996 se formó un comité de investigación para arrojar luz sobre las cuentas inactivas. Está presidido por Paul Volcker, ex presidente de la Reserva Federal estadounidense. Al mismo tiempo, una comisión independiente de expertos, más conocida como “Comisión Bergier”, se encarga de aclarar la actitud de Suiza durante la Segunda Guerra Mundial. Las dos comisiones entregan su informe tras años de investigación. A estas cuentas inactivas pertenecen no menos de 200 a 400 millones de francos suizos en activos. El informe Bergier revela, entre otras cosas, cómo Suiza rechazó a los judíos sabiendo perfectamente el peligro de muerte.

En 2021, Credit Suisse reabrió sus archivos y contrató a un abogado estadounidense especializado en fraudes financieros, Neil Barofsky, tras las sospechas planteadas por una ONG, el Centro Simon Wiesenthal. Pero el banco, que en el proceso despidió a Barofsky, dificultó el acceso a ciertos documentos, según un informe provisional de la investigación del Senado de Estados Unidos. Este último fue finalmente reintegrado tras la publicación del informe.

Hoy en día, se ha identificado que varios cientos de cuentas tienen un vínculo potencial con los nazis. Y varios centenares de intermediarios, como abogados, que habrían permitido a los nazis ocultar sus bienes en Suiza.

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