A mí Dina Bazarbachi no me va con el dorso de la cuchara. El lunes, en “Léman Bleu”, llamó a los ginebrinos a no pagar y a impugnar las multas impuestas por el departamento de multas (es decir, las resultantes de una orden penal y no de multas administrativas). Según el abogado conocido por defender a los gitanos, estas multas son ilegales.
Lo explicó detalladamente a “Temps” antes de las vacaciones: estas decisiones van acompañadas de una firma preimpresa que no permite identificar a su autor. Sin embargo, Me Bazarbachi sostiene que cualquier decisión penal debe llevar la firma manuscrita de quien la dictó, sustentada en la sentencia del Tribunal Federal.
Este punto de vista se sostiene: en noviembre, los tribunales de Ginebra suspendieron la pena de prisión impuesta a un mendigo debido a 135 multas impagas. Ante un recurso de revisión, el juez consideró que el argumento de ilegalidad esgrimido por Me Bazarbachi merecía ser estudiado. Por tanto, el abogado invita a los ciudadanos a oponerse a las multas recibidas del departamento de multas. Tienen diez días para hacerlo a partir de la recepción; pasado este tiempo, se debe iniciar un procedimiento de revisión, lo que resulta costoso. Y cuyo resultado es incierto, ya que ahora corresponde a los tribunales, de Ginebra y luego quizás federales, resolver el fondo del caso.
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