Sin embargo, Michel Barnier había advertido. Pocos días antes de ser expulsado de Matignon, el efímero Primer Ministro había advertido que “una tormenta” amenazaba a Francia en caso de censura. A la vista de las proyecciones para este nuevo año 2025, que no son realmente alentadoras, la economía francesa podría repetir durante mucho tiempo la maldición lanzada por el negociador del Brexit antes de su precipitada salida.
Crecimiento
Nervio de la guerra, la Banque de France cuenta con un crecimiento del 0,9% para el próximo año, frente al 1,1% en 2024, según sus estimaciones. “Dos factores impulsaron el crecimiento el año pasado”, afirma Stéphanie Villers, macroeconomista. Gasto e inversiones de las administraciones públicas y consumo durante los Juegos Olímpicos. La observación de Léon Marchand y de otros Félix Lebrun se espera en 2025 en París, y para las administraciones, “ante nuestra deuda y nuestro déficit, ya no es posible impulsar el crecimiento a través del gasto público”, advierte el experto. Dos palancas menos para la economía del país.
Para la Oficina de Información y Previsiones Económicas (BIPE), la situación debería mejorar ligeramente en 2025. Su responsable económica, Anne-Sophie Alsif, saca a su vez la calculadora: “Si bien estimamos un crecimiento del 0,9% en 2024, debería alcanzar el 1% en 2025, impulsado en particular por un mayor consumo de los hogares.
Un optimismo que ciertamente no comparte Marc Touati, economista de Etoro, que predice un crecimiento ridículo del 0,5%. “Las previsiones del gobierno no son realistas. La inversión empresarial lleva cuatro semestres consecutivos cayendo, la inversión inmobiliaria desde hace trece semanas y la inestabilidad política paralizará el país y la confianza. 2024 fue un mal año económicamente, pero 2025 será peor. »
El déficit
Primera misión crucial de Stéphanie Villers: “terminar lo antes posible el presupuesto de 2024”. Mientras no se vote un nuevo presupuesto, se aplicará el del año pasado, “y éste ha demostrado toda su ineficacia y su efecto nocivo sobre las cuentas públicas”, advierte el especialista. La situación podría prolongarse, dado que varios campos políticos ya amenazan al gobierno de Bayrou con la censura.
Con esta primera bola y una menor confianza en la economía del país, especialmente por parte de los inversores extranjeros, “el déficit no debería disminuir mucho”, estima Anne-Sophie Alsif. Según las previsiones del BIPE, debería alcanzar el 5,8% del PIB, frente al 6,1% en 2024, lejos del objetivo del 5,4% anunciado por el nuevo gobierno. Para Marc Touati, que parte por tanto de unas previsiones de crecimiento mucho más débiles, el déficit podría incluso volver a superar el 6%. “Lo que, en última instancia, cansará a las agencias de calificación, que son muy pacientes con nuestra situación, y podría acabar rebajando nuestra calificación. »
La Banque de France cita un rango de déficit de entre el 5% y el 5,5%. “Tendremos que seguir de cerca la situación alemana”, advierte Stéphanie Villers, mientras están previstas elecciones anticipadas para febrero al otro lado del Rin. “Si Berlín decide implementar un amplio plan para apoyar su economía mediante el endeudamiento, habrá competencia en los mercados financieros y los inversores sin duda recurrirán a la deuda alemana, lo que es mucho más tranquilizador. Esto empujará a Francia a endeudarse a tasas más altas y, por lo tanto, aumentará la deuda y el déficit. »
Desempleo
“Es probable que vuelva a subir, lo que supone más malas noticias para el país. Las inversiones se están desacelerando, ya sean del extranjero o de empresas francesas. Francia ya no inspira confianza y su inestabilidad política perjudica su atractivo”, advierte Stéphanie Villers. El Banco de Francia cifra el desempleo en el 7,8%, frente al 7,4% en 2024. Mismas previsiones para el BIPE, confirma Anne-Sophie Alsif. “Según Eurostat, el desempleo juvenil ya es del 21% y se espera que aumente”, añade Marc Touati, siempre ahí para aclarar la cuestión.
Consumo de los hogares y poder adquisitivo
Aunque hay algunas buenas noticias. El consumo de los hogares debería aumentar, ayudado por la continua desinflación. “Del 2,3% en 2024, la inflación debería bajar al 1,5% en 2025, una ganancia de poder adquisitivo que podría empujarnos a empezar de nuevo”, se felicita Stéphanie Villers. Sobre todo porque los ahorros serán menos atractivos. El Livret A, por ejemplo, pasará del 3% al 2,5% a partir del 1 de febrero.
“Si bien las inversiones empresariales contribuirán negativamente a la economía francesa, el consumo de los hogares debería ser positivo”, se alegra Anne-Sophie Alsif. La tasa de ahorro francesa, estimada en el 18% de la renta bruta en 2024, debería caer al 17,2%. Un dato esencial para la economía francesa. “Es tranquilizador porque demuestra que el potencial económico está ahí, pero que hay que gastarlo. En Estados Unidos, esta tasa es sólo del 4%, por ejemplo”, indica el responsable económico del BIPE.
Pero volvemos siempre al mismo punto: para que los hogares gasten, deben recuperar la confianza y, por tanto, una mayor estabilidad política en el país. Basta decir que, dada la situación de la Asamblea Nacional, la economía francesa no estará fuera de peligro en 2025.