En Milán, en un ambiente acogedor, bañado por una luz suave que evoca el claroscuro de Caravaggio, accedemos a una cocina abierta y a una biblioteca de techos altos. Esta calma casi celestial recuerda el Milán de antaño, el de aquellos apartamentos burgueses donde los jardines y patios interiores se ocultaban detrás de verjas fuera de la vista. Estos edificios cargados de historia, que han resistido los embates del tiempo, encarnan un cierto arte de vivir. Es en este marco en el que se encuadra este proyecto, el de la colaboración entre Romeo Ruffini, hijo de Remo Ruffini, director general de Moncler, y la agencia de arquitectura de interiores Gilles & Boissier, fundada en 2004 por Patrick Gilles y Dorothée Boissier.
Para los arquitectos, este proyecto está pensado “Clásico, de inspiración parisina, con un ambiente agradable, pensado para compartir”. Como relata Patrick Gilles, “Romeo llegó con una idea muy concreta: nos mostró dos fotografías de apartamentos tradicionales parisinos”. Fueron necesarios doce meses de trabajos de reestructuración para hacer realidad esta idea y transformar las antiguas oficinas en un apartamento de lujo. Uno de los mayores desafíos fue la altura de los techos: en las zonas comunes alcanzan entre 4 y 4,5 metros, mientras que en la suite principal, los vestidores y los baños rondan los 3 metros. Con una superficie de 300 metros cuadrados, este apartamento diseñado para un solo ocupante se abre a un marco de puerta de mármol pulido de Ceppo di Gre, un homenaje a los suelos tradicionales milaneses. Este material, a modo de rastro de migas de pan, se encuentra a lo largo de todo el pasillo, decorado con marcos idénticos. El suelo está revestido con parquet Versalles, revestido con zócalos de mármol negro Saint Laurent.
Un largo pasillo conduce a la imponente sala de estar, mientras que la zona de noche, compuesta por dos dormitorios, ocupa el ala opuesta del apartamento. Cada detalle, desde los materiales preciosos hasta las texturas refinadas y los matices cálidos, contribuye a una armonía total: “Todo está pensado para que el espacio se revele en su totalidad a primera vista”subraya Patrick Gilles, evocando así una continuidad que crea una sensación de convivencia deseada por el propietario, apasionado de la música y uno de cuyos deseos era instalar una mesa de mezclas para DJ en el centro del espacio habitable. “Queríamos crear un lugar atemporal, una cápsula intacta de una época pasada”concluye el arquitecto, evocando los patios interiores milaneses cuyo recuerdo conmovedor permanece, sutil y persistente.
Adaptación Aurélia Piperno