lo esencial
Éric Viguier creó Rykomiel en 2014. Una reconversión exitosa. Procesa cada vez más su miel y está considerando otros proyectos relacionados con la apicultura.
A los veinte años era apicultor. A los treinta años, en 2014, se convirtió en profesión y creó su casa de miel en Lagrave bajo la marca Rikomiel. Su pasión viene de mucho más atrás, cuando, alrededor de los cinco años, recolectaba miel con su tío. En su familia, el abuelo ya tenía urticaria. También es uno suyo que restauró e instaló en un viejo viñedo, cerca de Réquista, en este valle del Tarn que sigue siendo uno de sus lugares favoritos para colocar un colmenar.
Éric Viguier ha tocado un poco de todo, desde la preparación HEC hasta el mundo de los seguros y la banca. Incluso dirigió una agencia de Crédit Agricole y al mismo tiempo persiguió su pasión por el trabajo con las abejas.
El apicultor tiene doscientas colmenas que transhuma según sea necesario. Todo orgánico. “Es decir, cerca de cultivos orgánicos, o de bosques, pero también orgánicos en la colmena, ya sea para alimentar a las abejas o en ausencia de tratamiento”.
Para las mieles de primavera, las transporta a Aveyron, al valle del Tarn para la miel de acacia, a los límites de Tarn-et-Garonne para la miel de castaño y a Lacaune para la miel de brezo, de trigo sarraceno y de flores silvestres. Cerca de Labastide-de-Lévis, Teyssode, Lautrec y Massac-Séran, fue en busca de plantas aromáticas y medicinales. A Éric Viguier le gusta procesar miel. Sus untables –para el desayuno o para acompañar las crepes– tienen su pequeño éxito: miel-avellana, miel-avellana-cacao, caramelo de miel (sin azúcares añadidos) y mantequilla salada, frutos secos bañados en miel de acacia. Estas delicias te dan rápidamente una sensación. Sabor casi adictivo.
¿Dijiste “apiterapia”?
Otro producto estrella de Rykomiel: pan de jengibre, natural, de higos, de naranja o por encargo. “Se elaboran sin huevo ni grasa con centeno y harina de trigo barbudo que procede de la finca La Micalié, en Lautrec”. Los “craquelets”, galletas redondas, crujientes por fuera y derretidas por dentro, combinación de miel de castaña y chocolate negro, se pueden disfrutar con café o en cualquier momento. Éric Viguier trabaja duro, la apicultura ecológica requiere mucho tiempo.
“Por ejemplo, en verano, cuando hay que identificar a las reinas y enjaularlas para protegerlas de la varroa”. Pero no se queja de su tiempo. Diez años después de su instalación, dimitiría. Incluso acaba de comprar una granja en Baratou, en las alturas de Técou, que quiere restaurar con materiales de origen biológico. “Me gustaría desarrollar allí la apiterapia”.