Marruecos se enfrenta a un fenómeno creciente: el de las “viviendas fantasma”. Según estimaciones, más de 2 millones de apartamentos están desocupados en el país. Una cifra que marea, aunque el acceso a la vivienda sigue siendo un problema crucial para algunos marroquíes.
A esta situación contribuyen varios factores, entre ellos la especulación inmobiliaria y la inversión en segundas residencias. Pero una de las principales razones es la compra masiva de inmuebles por parte de marroquíes residentes en el extranjero (MRE). Apegados a su país de origen, adquieren alojamiento para permanecer allí durante sus vacaciones o con vistas a un improbable regreso permanente. Pero está claro que estos alojamientos permanecen desocupados buena parte del año.
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Entre las regiones más afectadas por este fenómeno, Tánger-Tetuán-Alhucemas ocupa una buena posición. Con casi 334.000 apartamentos vacíos, o el 15,6% del parque inmobiliario regional, ocupa la segunda posición después de Casablanca-Settat. La ciudad de Tánger, en particular, ilustra perfectamente esta situación. Casi el 18% de los apartamentos están desocupados, lo que deja barrios enteros casi desiertos.
Ante este problema, el gobierno ha decidido reaccionar. En marzo pasado, creó un programa de asistencia financiera destinado a compradores por primera vez. Una ayuda sustancial que puede alcanzar los 100.000 dírhams para la compra de viviendas cuyo precio no supere los 300.000 dírhams. ¿El objetivo? Facilitar el acceso a la propiedad y apoyar el mercado inmobiliario. Una iniciativa que parece haber encontrado su público, tanto entre los marroquíes residentes en Marruecos como entre los ERM. Queda por ver si esta medida será suficiente para frenar la proliferación de “viviendas fantasma” y satisfacer las necesidades reales de los residentes de la región.
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