El riesgo cero no existe
Según Vincent Bayer, la prioridad absoluta del operador sigue siendo informar a los viajeros, independientemente de los peligros en la red: “La SNCB dispone de varios medios para mantener informados a los usuarios. El personal de la estación o incluso los encargados del tren tienen, por ejemplo, su propio sistema de comunicación para no romper la cadena. Aunque hoy la situación no era óptima, la información pudo circular”.
En cuanto a la gestión de los riesgos climáticos, se comparte entre la empresa de transporte ferroviario e Infrabel. Por ello, SNCB se encarga de mantener estable la temperatura en el interior de estos trenes durante toda la noche. “Esto permite mantener el confort de los primeros pasajeros, pero también evitar ciertos problemas técnicos.“, indica la empresa.
En los talleres, varios técnicos también se ocupan periódicamente de activar el pantógrafo (brazo que conecta el vagón a la catenaria, nota del editor) para evitar la congelación. Del lado de Infrabel, a cargo de la infraestructura, “Los planes estacionales ayudan a prevenir temperaturas extremas. También existen medidas preventivas“, explica Jessica Nibelle, portavoz. De este modo, en periodos de frío extremo se puede utilizar un tren antihielo especial”.A partir de octubre, este vehículo sale una vez al mes para esparcir anticongelante en las catenarias. El hielo puede afectar la transmisión eléctrica“, continúa.
A pesar de una cuidadosa previsión, el riesgo cero no existe. Los disturbios de este viernes por la mañana son un buen ejemplo. La situación en la red volvió a la normalidad al final de la mañana, poco antes de las 12 horas. Pero al final de la tarde del viernes se registraron nuevos retrasos en algunas líneas (ver la imagen a continuación, tomada en la estación Bruselas-Midi).
