El año que viene los impulsos en los mercados vendrán también de Estados Unidos. Suiza ya está mejor posicionada.
Muchos participantes del mercado se sintieron claramente contrariados por la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos. Al igual que ocurre con las cuestiones geopolíticas, no es prudente confiar únicamente en la información de los medios. La evolución del mercado es siempre un mejor indicador.
Así, bitcoin anticipó la victoria de Trump desde principios de octubre. El aumento de los precios desde entonces fue sólo una evolución natural.
Los fuegos artificiales en el patio también resaltan que, a pesar de todas las profecías fatales, el fin del mundo no es inminente. Los movimientos relativamente modestos del oro y del petróleo, que sugieren un alivio de la situación a más o menos largo plazo en Oriente y Medio Oriente, también apuntan en esta dirección.
A pesar de la recogida de beneficios, hay oportunidades de repunte a finales de año
La toma de ganancias no sería sorprendente, especialmente para bitcoin y otras acciones que subieron considerablemente después de la victoria de Trump. Esta es una evolución completamente natural.
Sin embargo, las posibilidades de un repunte a finales de año siguen intactas. Los errores de asignación de muchos participantes del mercado mencionados al principio exigen un ajuste de las carteras, que siempre se hace cerca del plazo de fin de año.
No lo necesitamos y hemos tenido un buen comienzo al centrarnos en las acciones de tecnología, atención médica y sectores industriales clave. Nuestro modelo de inversión impulsado por la IA también ha demostrado su eficacia en los últimos meses y en torno a las elecciones estadounidenses, y nos aproximamos al nuevo año bien invertidos.
Europa se queda atrás
Lo que es seguro es que este año los impulsos decisivos para la economía y el mercado vendrán nuevamente de Estados Unidos, lo que también se refleja en la evolución de los precios. El S&P 500 ha subido un 26% en lo que va del año, mientras que los índices bursátiles europeos han subido, en el mejor de los casos, un dígito. La excepción es el DAX alemán, que llamó la atención con un aumento del 15%, debido entre otras cosas a la demanda de acciones de defensa.
Por otra parte, la bolsa francesa experimentó una evolución decepcionante, con una cotización negativa (-6%). El enfoque en China llevó a una toma de ganancias en acciones como LVMH y L’Oréal, que pesaron sobre el mercado en general. Sin embargo, son precisamente estos dos títulos los que actualmente se encuentran a precios casi de liquidación.
También hay oportunidades en otros sectores. El aumento del precio del S&P, por ejemplo, está impulsado por relativamente pocas acciones, lo que a la inversa significa que muchas todavía tienen potencial de subida. Esto nos lleva de regreso a Trump. Si implementa su programa de aranceles punitivos y recortes de impuestos, serán las pequeñas y medianas empresas estadounidenses las que se beneficiarán.
¿Y Suiza?
Europa, y por tanto Suiza, probablemente (una vez más) serán los perdedores del cambio político en Estados Unidos. No es casualidad que en casi todas partes se exclame que Suiza necesita un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Anticipar un poco el desarrollo tampoco habría sido un error en este caso. Pero éste nunca ha sido el punto fuerte de la política suiza.
No obstante, los pesos pesados del SMI deberían lograr llegar a un acuerdo con un gobierno de Trump. Por ejemplo, no sería sorprendente que Roche y Novartis produjeran más en Estados Unidos.
La UBS también podría acercarse más a Estados Unidos. Dada la política suiza hacia la UBS, en el mejor de los casos torpe y en el peor grosera, no se le puede culpar.