La empresa pionera en interfaces cerebro-máquina, Neuralink, está dando un nuevo y ambicioso paso. Después de sus famosos implantes cerebrales, la empresa de Elon Musk apuesta por una gran innovación: el desarrollo de prótesis robóticas controladas por el pensamiento. Una mirada retrospectiva a un avance científico que podría transformar las vidas de amputados y personas con discapacidad.
Un brazo robótico controlado por la mente: un avance científico prometedor
Neuralink obtuvo recientemente la aprobación del Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) lanzar pruebas de viabilidad para controlar un brazo robótico utilizando sus implantes cerebrales. Este dispositivo podría permitir a los pacientes controlar una prótesis simplemente con sus pensamientos, allanando el camino para innovaciones médicas sin precedentes.
¿El objetivo? Restaurar no sólo la autonomía digital, sino también la autonomía física. “Este es un paso fundamental para el futuro de la movilidad asistida”, afirmó Neuralink en un comunicado. Este brazo articulado, aún en fase experimental, podría convertirse en un modelo de referencia en el campo de la robótica biomédica.
Un despliegue gradual de implantes cerebrales
Desde el primer trasplante humano en febrero de 2024, Neuralink ha continuado su investigación. Están previstas ocho nuevas implantaciones hasta finales de año, con mejoras notables en la técnica: los cables que conectan el implante a la corteza motora se colocarán ahora a 8 mm, frente a los 3 a 5 mm anteriores. Este cambio se debe a los ajustes técnicos necesarios después de las observaciones durante los primeros trasplantes.
Estos implantes, diseñados para interpretar la actividad neuronal y transmitir órdenes a las máquinas, ya son capaces de controlar cursores de ordenador. Ahora Neuralink apunta a aplicaciones físicas más complejas, como el control de extremidades robóticas.
Competición feroz en el campo de las interfaces cerebro-máquina
Ante este anuncio, BlackRock Neurotecnologíaun competidor directo, acogió con satisfacción el progreso de Neuralink y destacó su propia historia. Con más de 40 pacientes implantados durante casi nueve años, la empresa sigue siendo líder en la explotación de interfaces cerebro-máquina.
Sin embargo, la llegada de Neuralink al campo de las prótesis robóticas podría revolucionar el mercado. Queda abierta una pregunta: ¿se integrará esta tecnología en otros proyectos de la empresa, como el robot humanoide Optimus, también en desarrollo? Si surge tal sinergia, podría amplificar el impacto de estas innovaciones en campos tan diversos como la medicina, la asistencia a las personas mayores y la robótica industrial.
Retos a superar para un futuro prometedor
Aunque prometedor, el proyecto del brazo robótico todavía plantea cuestiones técnicas y éticas. ¿Cuáles serán los plazos para pasar de la fase de pruebas al uso actual? ¿Podrán los pacientes dominar plenamente esta tecnología sin efectos secundarios? Finalmente, ¿cómo podemos garantizar la accesibilidad de estos dispositivos a gran escala?
Según varios estudios científicos, las interfaces cerebro-máquina tienen el potencial de transformar radicalmente el tratamiento de las discapacidades motoras. Pero todavía tienen que superar obstáculos relacionados con la precisión de las señales neuronales, la miniaturización de los dispositivos y su compatibilidad a largo plazo con el cerebro humano (fuente: Neurociencia de la naturaleza, 2023).
Una innovación que da esperanza
Si Neuralink logra hacer realidad sus ambiciones, las implicaciones serán considerables: millones de personas que sufren parálisis o amputaciones podrían recuperar la movilidad perdida. Este avance refleja la capacidad de la ciencia y la tecnología para superar los límites de lo posible.
Mientras esperamos los primeros resultados de las pruebas clínicas, una cosa es segura: la innovación de Neuralink está captando la atención del mundo y redefiniendo los límites entre humanos y máquinas.